Apocalipsis en el Pizjuán

Toda la ilusión del celtismo se vino abajo a las primeras de cambio. Solo una remontada histórica metería al Celta en la final de la Copa del Rey tras perder por 4-0 ante el Sevilla. Los vigueses pagaron caro sus errores defensivos y recibieron cuatro tantos pese a la buena actuación de Rubén Blanco. 

 
Berizzo ya advirtió en la previa que el balón parado era una de las mejores armas del Sevilla y el tiempo tardó poco en darle la razón. A los dos minutos de juego, un cabezazo de Kolo se fue rozando el poste. La alta presión de los locales incomodaba la salida de balón de los vigueses, que no conseguían dar tres pases seguidos. También le costaba generar juego al conjunto hispalense, ante el buen trabajo defensivo del Celta. El tanteo y el respeto inicial se rompió mediado el primer tiempo, momento en el que emergió la figura de Rubén Blanco.
El portero celeste sacó bajo palos un buen testarazo de Kolo tras un saque de esquina botado por Banega. La jugada continuó y un remate de cabeza de N'Zonzi se paseó por la línea de gol sin entrar por poco. El Sevilla rondaba el gol y llegó la primera jugada polémica. Gameiro cae en el área y Clos Gómez no dudó en señalar penalti. La repetición deja dudas, ya que Sergi Gómez y el francés se agarran mutuamente. El atacante tiró la pena máxima y Rubén Blanco adivinó su lanzamiento, evitando el gol del Sevilla. 
Esa parada espoleó al Celta, que tuvo dos ocasiones claras para adelantarse en el marcador. Primero, un testarazo de Sergi Gómez se estrelló en el larguero. Cuatro minutos después, rápido contragolpe del equipo vigués que termina con un zurdazo de Pablo Hernández que roza el poste de la portería de Sergio Rico. El partido entró en una fase de locura con varios jugadores al límite de sus pulsaciones. Cuando todo parecía encaminado a un descanso sin goles, Banega ejecutó un córner que Rami conectó con la cabeza y el balón entró pegado al poste de Rubén. Inapelable cabezazo del central francés, que realizó un gran partido.
El panorama no cambió en el segundo tiempo. El Celta tuvo la primera oportunidad en las botas de Cabral, que no supo conectar un buen remate en una posición inmejorable: dentro del área pequeña. La respuesta del cuadro sevillista llegó, como no, a balón parado. Lanzamiento de falta de Banega que Rubén desvió haciendo una 'palomita'. Los vigueses seguían buscando el empate y en una acción embarullada, Pablo Hernández recibió una dura entrada dentro del área tras disparar a puerta. Clos Gómez no quiso pitar nada. Del penalti se pasó al segundo tanto. Del córner del Celta al gol del Sevilla. En tres toques, Gameiro se plantó solo ante el portero y definió con un punterazo que entró por la escuadra. Jonny estuvo muy flojo en la marca al delantero francés.

Otra vez Gameiro

Tres minutos después se repitió la historia. Contraataque de manual del Sevilla y de nuevo el delantero francés bate a Rubén el mano a mano. Gameiro destrozó a la defensa celeste con su velocidad endiablada. Este tanto dejó KO al Celta, que temblaba con cada balón al hueco del francés y con toda acción de estrategia. En las pocas llegada al área local, Orellana se empeñaba en buscar un pase imposible antes de chutar a puerta. Desesperante noche del chileno en el Pizjuán. En un momento crítico, Berizzo demostró una vez más la poca confianza que tiene en los suplentes. El primer cambio no llegó hasta el minuto 77. 
Pensando ya en el futuro, el técnico argentino dio sus primeros minutos como celeste a Marcelo Díaz. El equipo vigués lo intentó hasta el pitido final en busca de un gol que le diese vida de cara al partido de vuelta. Los intentos fueron en vano porque el Sevilla volvió a matar al contragolpe. Error grave de Jonny que dejó solo a Krohn-Dehli, que no perdonó ante Rubén. El danés no celebró un tanto que sentenció la eliminatoria y hundió a la afición celeste.