La década Mouriño: Economía y Cantera

Hace exactamente diez años Carlos Mouriño tomaba las riendas del Celta. El actual presidente de la entidad ya pertenecía a la directiva de la entidad bajo los últimos de Horacio Gómez, de ese EuroCelta que hoy sabemos que estaba envenenado, podrido por las deudas.

 
El 18 de mayo de 2006 Carlos Mouriño se hacía con el 40% de las acciones de Horacio Gómez por unos 4 millones de euros, ha eso se le sumaba el 4% que ya poseía el actual presidente. Horacio lograba lo que él creía una salida digna tras el descenso del equipo que había jugado Liga de Campeones bajo la batuta de Lotina y el posterior ascenso y clasificación para la Uefa con Fernando Vázquez. 

Mouriño respetó la renovación de Vázquez pero en su cabeza ya barruntaba la idea de desarticular la estructura montaba por Horacio Gómez, Sabino López, Álfredo Rodríguez, Felix Carnero o Javier Mate fueron sus víctimas en los primeros meses de su presidencia. Sus inicios en el club fueron terribles, con el equipo en Uefa vuelve a descender, en ese momento se descubre la realidad de la entidad, la deuda, entonces inabarcable de 84 millones de euros. Los años en Segunda al borde del abismo, los entrenadores, por llamarlos, muy generosamente así en algunos casos, que ocuparon el banquillo céltico. El inicio de la recuperación con Eusebio, el ascenso con Herrera, la salvación milagrosa con Abel Resino y la consolidación con Luis Enrique para que Eduardo Berizzo acabase el circulo de una década de nuevo en Europa. 

Economía

El Celta venía de una época de excesos, la novedad del fútbol de pago permitió unos ingresos a los clubes más modestos que hasta ese momento no se habían ni imaginado. Bajo el paraguas de ese dinero se había construido un bloque lleno de estrellas, todo el mundo se acuerda de Mostovoi, Mazinho, Karpin, Catanha, Gustavo y tantos otros. Pero con el primer descenso las cosas empiezan a cambiar. Llegan múltiples denuncias de los jugadores por impago de sus fichas y en Vigo se empieza a pensar que ya no es oro todo lo que reluce en el Celta. 
Mouriño toma la presidencia y el equipo, un gigante con pies de barro vuelve a caer. En ese momento se descubre la terrible realidad. 84 millones de euros, esa es la deuda que ha dejado el EuroCelta, los apoyos con los que aún contaba Horacio en el Celta y en Vigo acusan a Mouriño de que 20 de esos millones ya los ha generado él en una sola campaña y que la deuda era perfectamente asumible en Primera División, que era el lugar donde estaba el equipo cuando se produjo el traspaso de poderes.

La inabarcable cantidad que se debía obligó a Carlos Mouriño a entrar en concurso de acreedores. A partir de ese momento el club estuvo judicializado, casi todos los ingresos que el Celta era capaz de generar iban para saldar una deuda que se había quedado tras el concurso en unos 33 millones de euros que se debían pagar antes del año 2020. El Celta ha sido capaz de pagarla con cuatro años de anticipación, ya que a día de hoy la deuda concursal es virtualmente de cero, quedan 700.000 euros por pagar en estos cuatro años, que han decidido no pagar ya cuando lo podrían hacer perfectamente.
Pero la larga travesía del Celta por Segunda obligó al presidente a inyectar grandes cantidades de dinero procedentes de su patrimonio personal, una cantidad que la entidad aún le debe, unos ocho millones de euros. Pero en esta década el Celta ha conseguido sobrevivir a sus excesos para convertirse en un modelo de gestión económica para el resto de equipos que están en la misma situación que la vivida por la entidad celeste hace ya 10 años.

Cantera

Cuando Mouriño llega a la presidencia, la cantera del Celta era inexistente, habían salido algunos jugadores pero sólo dos se asentaron en el club Michel Salgado y Borja Oubiña. Era más fácil fichar que formar, algo que 10 años después parece que está volviendo a ser la norma común a pesar de que desde la entidad se diga que el Celta es un equipo de cantera.
En los primeros años en Segunda la cantera apenas apareció, fueron las deudas y Eusebio quienes apostaron por otra forma de hacer las cosas y de ahí surgieron los primeros canteranos que hoy todo el mundo recuerda. Los Yoel, Lago, Aspas, Abalo, Mallo, Álex López, Túñez dan el primer paso de sus carreras con el técnico de La Seca.

 
Con Herrera se asciende con un equipo lleno de canteranos, siete titulares del equipo que vuelve a Primera habían crecido en A Madroa. Yoel, Mallo, Túñez, Lago, Álex López, Oubiña y Iago Aspas eran la columna vertebral reforzada por Oier, De Lucas, Bermejo y Orellana. Con un equipo muy similar se logra la salvación milagrosa la temporada siguiente, pero a partir de ahí el Celta va perdiendo canteranos año a año, mientras que sólo Jonny y Rubén Blanco se hacen con un sitio en la plantilla y en el once. El Celta está volviendo a tirar de chequera y la cantera ha vuelto a perder protagonismo. Pero lo cierto es que desde el club nunca se ha invertido más en las categorías inferiores y por detrás vienen empujando los Pape, Alende, Julio Delgado y compañía.