Los goles encajados, un mal que se convierte en rutina
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Guidetti se reivindica con goles en el empate ante el Bayer Leverkusen
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El Celta fue el quinto equipo más goleado la pasada temporada, el fútbol vertiginoso y loco que proponía Berizzo tenía como lastre las facilidades defensivas de un conjunto que tuvo que recoger 69 veces el balón del fondo de sus redes. Una apuesta atractiva en lo futbolístico que daba más alegrías que penas a la afición. Con la llegada de Unzué aparecieron los primeros cambios, de defensa al hombre a zonal, pero hasta el momento el resultado es similar.
El conjunto celeste se sigue mostrando débil en su retaguardia, la implantación de los nuevos conceptos defensivos está resultando complicada y no es difícil ver en cada amistoso como los despistes en el marcaje acaban con un gol en contra. Salvando el triangular ante el Racing de Ferrol y el Sporting de Gijon, los vigueses han recibido siete goles en tres amistosos ante rivales de cierto nivel.
Tres encuentros, como mínimo do goles encajados en cada uno de ellos, tres en el caso particular del empate ante el Bayer Leverkusen. Un mal que en el Celta se ha convertido en una difícil rutina, un mal que impide tener mejores sensaciones de cara al inicio liguero ante La Real Sociedad el próximo 19 de agosto.
Una propuesta de juego más pausada, con esa idea de juego, la que asegura Juan Carlos Unzué que quiere para este Celta, la sangría de goles debería cesar. El Celta no va a ser un autobús, un equipo con un entramado defensivo perfecto, la alegría con la que se quiere jugar la pelota tiene tiene facturas y la principal son los tantos en contra.
El Celta no va a convertirse, de una temporada a otra, en un equipo defensivo, que no encaje, sigue presionando alto, necesita perfeccionar el marcaje en zona, que sus futbolistas no comentan errores infantiles en las entregas, como en el primer tanto del Brentford, un gol tras una pérdida innecesaria en mediocampo.
Ante el Burnley el equipo volvió a encajar a balón parado, el gran déficit de las últimas temporadas. Ante el Bayer Leverkusen, los olívicos vivieron de su tremenda pegada en un duelo donde Sergio salvó al equipo con sus paradas. Los alemanes gozaron de innumerables ocasiones para sumar tres, cuatro o cinco goles más.
Este Celta se construye con la pelota, pero los cimientos aún no son sólidos, el equipo sigue mostrándose débil y cándido en la zaga, a Unzué que le queda un gran trabajo si quiere que los vigueses puedan competir, de igual a igual, con el resto de conjuntos que quieren estar en la próxima edición de la Europa League.