Mohamed, el defecto de llevar todo a los extremos
Antonio Mohamed no vive en la mesura, no lo hace con su vestimenta, con sus apariciones en sala de prensa ni, y esto es lo único importante, en su idea de juego. El Celta, o mejor dicho el celtismo, deberá acostumbrarse a un entrenador que vive en los extremos, en las áreas dejando vacía la parcela central, el mediocampo.
La apuesta del argentino es grandilocuente en su exposición, pero queda mermada en su puesta de largo. A Mohamed no le van las medias tintas, si el equipo encaja goles, mete ocho jugadores defensivos para tapar la sangría. Esta apuesta muestra un preocupante desconocimiento de la plantilla y unos jugadores que sufren sin el balón. La propuesta de Mohamed en Mestalla fue un desastre, lo que obligó al entrenador a modificar su planteamiento inicial con las mismas piezas sobre el césped.
En ese momento recuperó la defensa de cuatro con Roncaglia de lateral derecho y Hugo Mallo de volante, desaprovechando a uno de los mejores defensas diestros que hay en LaLiga Santander. Pero el gran pecado del argentino en esa fase del partido fue situar a Lobotka como extremo izquierdo. El eslovaco, incómodo en su nuevo rol de '8', se mostró totalmente perdido desplazado a una banda. Ni defendió, ni robó, ni pudo participar en la construcción del juego. El esperpento de la primera mitad fue mayúsculo.
Vuelta a la normalidad
La entrada de Pione Sisto por un desdibujado Okay permitió al Celta recuperar el dibujo de principio de temporada. En el debate quedará si el equipo juega bien con cinco defensas, pero al menos Lobotka regresó al medio y Sisto ejerció de enganche para un Aspas y un Maxi totalmente desapercibidos en la primera mitad. El Celta juntaba líneas y al menos mostraba un plan de juego.
Acumulación de delanteros
Con la pelota en sus pies Mohamed volvió a los extremos, para el argentino el fútbol se juega en las áreas, la medular es un paso intermedio al que parece que no concede excesiva importancia, salvo para presionar. El técnico prescindió de un defensa, Hugo Mallo, para dar entrada a un '9', Eckert.
El Celta se desplegaba en el campo con un 4-2-4, de nuevo Lobotka y Beltrán tenían que sostener, solos, el mediocampo vigués. El Valencia flaqueaba y Mohamed acumulaba delanteros, tocaba a rebato, como ya hizo en anteriores partidos. El gol llegó, en un centro medido de Juncà que cabeceó Aspas al fondo de la red. Cuando toca marcar el plan del argentino es sumar atacantes, quien le lleve el balón parece secundario.
Ataque de racanería
El Celta dominaba, el Valencia sentía la presión y el miedo de un pésimo inicio de campaña, pero Mohamed decidió perdonarles la vida. El técnico del Celta concedió el indulto como si el Valencia fuese un toro bravo que se había ganado seguir viendo en la plaza de Mestalla.
El empate le valía al técnico, retiraba al único hombre insustituible en el Celta, a Iago Aspas, para dar entrada a un defensa, Júnior Alonso. Los últimos minutos los terminaría con defensa de cinco, con un 5-2-3 en el campo. Otra vuelta a los extremos, en lugar de equilibrar el equipo con la entrada de otro centrocampista que permitiese al Celta seguir dominando y controlando el partido manteniendo abierta la opción a un segundo gol, el equipo se echó atrás.
La riqueza de dibujos que está mostrando Mohamed en estas seis primeras jornadas de liga ha descolocado a un equipo con síntomas de involución futbolística, de no saber cuál es el plan de juego, que este puede variar cada 20 minutos de partido.
Dirección deportiva vs Antonio Mohamed
Este Celta se construyó en verano para tener la pelota, doblegar al rival con la posesión, con mediapuntas que conectasen con Aspas y Maxi Gómez. Ese fue el plan de la dirección deportiva. Pero ese plan no se refleja en el campo, donde todo gira en defensa y ataque, en las áreas, algo preocupante ya que el Celta sigue siendo vulnerable en defensa, especialmente si no tiene el balón.
La esperanza, más allá de los resultados obtenidos, nada desdeñables, está en la capacidad de adaptación y rectificación de Mohamed. El técnico aseguró que no se casa con ningún sistema. El Celta es mejor con un 4-3-3 o un 4-4-2, toca esperar que Mohamed le de la importancia debida a una medular menospreciada en sus planteamientos.