La humanización del Príncipe das Bateas
Iago Aspas volvió a ser el mejor hombre, junto a Rubén Blanco, del Celta de Vigo. El delantero moañés marcó el segundo tanto del equipo y dio la asistencia en los otros dos para que los vigueses no se marchasen de vacío del Alcoraz. El esfuerzo fue sobrehumano, incluso para un Aspas que ha vuelto como un ave fénix para liderar a la horda celeste.
Ya con el 0-2 Aspas mostró los primeros síntomas de agotamiento. El punta miró al banquillo e insinuó el cambio. El partido estaba de cara y podría descansar para la próxima batalla, la del domingo en Balaídos ante la Real Sociedad.
Pero el partido se complicó y el Celta volvía a necesitar de su mejor hombre, de Iago Aspas. Con el 3-2 en contra el moañés encontró el hueco en la zaga oscense, dibujó un pase letal y regaló el tanto a Boudebouz mientras se desplomaba en el suelo.
"No puedo más, no puedo" le dijo a Boufal mientras amagaba con celebrar el empate a tres goles. Las piernas le dijeron hasta aquí y Fran Escribá, esta vez sí sustituyó a Aspas dando entrada a Emre Mor. El moañés vería en el banquillo el final del partido y sufriría con las ocasiones fallidas por un Huesca que, como Aspas, mordió hasta al final.
Ese momento, así como el resto de su magnífico partido fue captado por las cámaras de Cuatro. Un partido no apto para cardiacos que terminó con un espectacular 3-3 que bien pudo ser un 6-6 a tenor de las ocasiones que tuvieron Huesca y Celta.