Aspas rescata al celtismo de un partido de pesadilla

Aspas, quien si no, el alma del Celta, su líder, su esencia, solo él fue capaz de salvar al Celta y su afición de un partido infame que el Rayo Vallecano dominaba, sin hacer nada, por 0-2. El Celta cierra la temporada en Primera, pero con un serio aviso sobre su espalda, sin el moañés estaría en Segunda. Llega el momento de la crítica y la reflexión ya que solo Aspas y el celtismo se merecen el notable.

Terminar una aciaga temporada de la mejor manera posible, ese fue el objetivo del Celta en el encuentro que cerraba el curso ante el Rayo Vallecano. Sabiendo que otros resultados también le daban la permanencia los de Fran Escribá quisieron ser ambiciosos e ir a por el triunfo, pero esa buena actitud apenas duró unos minutos.

Martilleaba la banda derecha con Brais y Hugo buscando a Maxi y Aspas, Boudebouz buscaba filtrar pases por detrás de la zaga vallecana en un comienzo con un dominador, el Celta del, por tercera vez, Zarra de la competición, Iago Aspas. Los minutos pasaban y los vigueses perdían la frescura inicial ante un Rayo más asentado.

Penalti absurdo de Boudebouz

Marrarón Boudebouz y Maxi al estorbarse en el remate, ya a la altura del punto de penalti, tras una gran jugada de Aspas por banda diestra en el minuto 21. El veneno celeste no picaba y los madrileños estiraban líneas para encontrarse con un penalti absurdo obra de Boudebouz a Advíncula que transformó Embarba para adelantar al Rayo en el 29'.

Ni un minuto después reclama el Celta un penalti de Dimitrievski sobre Maxi Gómez que Mateu Lahoz no señaló para enfado de la grada y sobre todo de un Escribá que entró en cólera y terminó siendo expulsado por el árbitro valenciano. El uruguayo se había dejado caer engañando a su afición y entrenador, que ahora debería ver el resto del partido desde la grada.

Lobotka falla, Mateu protagonista

Otra genialidad de Aspas, en una pared con Lobotka, dejó completamente solo al eslovaco ante Dimitrievski, pero el remate de Lobotka, centrado y sin fuerza fue despejado por el macedonio sin problemas. El Celta volvía a apretar para lograr el tanto del empate antes del descanso.

Reclamaba otro penalti el Celta por posible mano de Velázquez a remate de Aspas y posterior derribo a Maxi Gómez. Mateu Lahoz volvió a hacer caso omiso de las protestas celestes no sin antes advertir a Generelo, segundo entrenador, de una posible expulsión que hubiese descabezado el cuerpo técnico celeste. Tras consultar el VAR, donde solo le enseñaron el derribo a Maxi Gómez y no la clara mano de Velázquez, el valenciano se ratificó en su decisión.

Wakaso da tranquilidad en el Alavés-Girona

El Celta se iba desquiciado al descanso, pero con la salvación en el bolsillo tras el tanto de Wakaso ante el Girona que ponía por delante al Alavés. Mateu Lahoz era el protagonista del duelo con tres acciones polémicas en las que acertó en dos ante un Celta que no mostró toda la determinación que prometía en las jornadas previas.

No comenzó mejor la segunda mitad, un Celta de bajas revoluciones veía como su portero, Rubén Blanco, despejaba un ajustado disparo desde la frontal de Medrán para acto seguido gozar de dos oportunidades de gol en las botas de Aspas y Boudebouz. El remate del franco argelino, en el 55', se marchó por encima del larguero.

Los silbidos llegan a Balaídos

Fue el propio Boudebouz, cuatro minutos después, el primer cambio del Celta por Boufal, minutos antes había bebido con avidez un zumo en cuanto el sol se posó debido al Ramadán. Sólo el balón parado, en una jugada de laboratorio, permitía a los celestes levantar a sus aficionados de sus asientos, en este caso era Araujo el protagonista del disparo errado.

La noche, de prometedora pasaba a ser una pesadilla en la que hasta Aspas fallaba una ocasión clara tras una buena jugada del recién ingresado Boufal. Los silbidos, contenidos todo el partido, terminaron por aparecer tras un penoso centro de Brais Méndez a un Aspas que estaba completamente solo en el área vallecana.

Y tan mala era la actitud de muchos jugadores del Celta que el Rayo, en una de las pocas ocasiones en las que había pasado de mediocampo lograba el segundo, obra de Medrán. Balaídos estallaba por lo que estaba viendo y daba las gracias a que el Girona era un cadáver en Mendizorroza.

Aspas al rescate

Buscaba el Celta arreglar un resultado vergonzante en el tramo final y Mateu Lahoz señalaba un penalti a favor de los vigueses, Aspas estaba ya en disposición de lanzarlo cuando paró el disparo para ver la repetición de la jugada.

Esta vez Aspas no fallaba y engañando a Dimitrievski ponía el 1-2 en el minuto 81. A los celestes le quedaban algo más de diez minutos para arreglar un partido horrible donde el celtismo miraba al palco para gritar "Mouriño vete ya".

Maxi, de falta lejana, probaba suerte ante Dimitrievski pero el resultado no se movía, tampoco Mallo se mostraba acertado con un sencillo centro atrás hacia Pione Sisto mientras que el Rayo buscaba apurar los últimos minutos del partido.

Con ocho minutos de prolongación por delante Aspas, quien si no, marcaba el segundo del Celta, el 19 en su cuenta particular y arreglaba, al menos por el resultado el mal partido de algunos de sus compañeros. El Celta cierra la temporada en Primera, toca el momento de la crítica y de reconocer que sin Aspas este equipo estaría descendido.