2-0, m. 53: Asensio
El Celta cae ante el Real Madrid: su afición contiene el aliento con Aspas
El Real Madrid, es su versión más práctica y menos estética, rompió la racha victoriosa del Real Madrid. La derrota por 2-0 es lo menos doloroso de una noche en la que Aspas y Nolito se marcharon tocados al banquillo. Los dos delanteros son seria duda para un encuentro, el del Villarreal, donde Tapia no estará al ver la quinta amarilla de la temporada. El celtismo contiene el aliento hasta conocer el alcance de la lesión de su estrella y guía, Iago Aspas.
Pronto se le complicaron las cosas al Celta, en los primeros compases del encuentro los pupilos de Coudet pudieron adelantarse por medio de Iago Aspas pero fue el Madrid, por medio de Lucas Vázquez, el que marcó el primer tanto del encuentro. El disparo del moañés era parado a medias por Courtois y Nacho desbaratando la oportunidad del Celta para que en la réplica el volante del Madrid cabecease al fondo de las redes un centro de Asensio tras ganarle el sitio a Lucas Olaza. La única buena noticia es que a los vigueses aún les quedaban 84 minutos por delante.
El tanto daba alas al Madrid, con mucho espacio para correr, lo que derivaba en una nueva oportunidad en la que Murillo tapaba el disparo de Modric, que había recibido el balón de Lucas Vázquez. El de Curtis estaba ganándole la partida sin dificultad a Lucas Olaza. El uruguayo no era el único que sufría ya que el equipo merengue era dueño y señor de una pelota que al menos no rondaba la meta de Rubén Blanco. Al Celta solo le quedaba apretar los dientes y esperar agazapado en su campo a un robo que pudiese habilitar a Aspas.
En una de las escasas contras que tuvo en el Celta el esférico acabó en un saque de esquina en el que los olívicos pidieron penalti. Mandy tocaba con el brazo un disparo de Tapia pero el francés tenía su extremidad pegada al cuerpo como confirmó la sala VOR. Volvía a atacar el Celta en el 30' con un cabezazo de Denis que se iba pegado al palo lago de Courtois.
Dominio estéril
Con el paso de los minutos los de Coudet se iban haciendo con la posesión pero la pegajosa zaga del Madrid, especialmente consistente en su parte central, invalidaba cualquier intentona celeste de lograr el empate. Apenas había aproximaciones en ninguna de las dos áreas en un partido trabado y muy poco vistoso para el espectador.
La primera mitad terminaba con una merecida amarilla a Tapia, la quinta del curso lo que le iba a hacer perderse el duelo ante el Villarreal, y un peligroso disparo de Carvajal. El Celta había sido capaz de hacerse con el control del partido pero sin ser capaz de descifrar el laberinto defensivo propuesto por Zidane, donde Asensio y Lucas Vázquez eran los primeros hombres en tapar las líneas de pase viguesas.
Aspas, lesionado
Se reanudaba el juego con los mismos protagonistas, Aspas arrancaba una amarilla a Nacho en una buena arrancada. Pero era el moañés el que se llevaba la peor parte ya que inmediatamente se dolía de la rodilla y pedía el cambio. Las alarmas se encendían en el Celta, su estrella estaba siendo atendida por los servicios médicos tras ser sustituido por Beltrán.
El Madrid se aprovechaba del shock que provocaba la ausencia de Aspas y tras un doble error de Murillo Asensio ponía el 2-0 a pase de Lucas Vázquez. Al Celta se le había ido el partido en solo dos minutos, del 51' al 53'. Los tres puntos eran el menor de los males para los vigueses. Era el momento de minimizar riesgos y guardas fuerzas. Nolito dejaba el campo tras un gris encuentro y Miguel Baeza entraba al campo donde se hizo futbolista, el Alfredo Di Estéfano. El gaditano se dolía en su pierna izquierda.
Nada le salía bien al Celta y aún así no le perdieron la cara al encuentro, no bajaron los brazos por muy difícil que estuviese sacar algo positivo ante el Real Madrid. Pero el partido, para el celtismo, se jugaba en la grada donde Aspas era explorado en el muslo. El delantero señalaba en los isquiotibiales de su pierna derecha. Los vigueses buscaron hasta el final meterse en el partido ante un Madrid contento con su ventaja, no fueron capaces pero la actitud del equipo no varió hasta el pitido final.