Viejos fantasmas del pasado
Borrón y cuenta nueva. El Celta de Vigo debe dejar atrás este horrible inicio de año y pasar página tras la contundente derrota en la visita del Villarreal CF a Balaídos. Un partido en el que dos errores graves en la salida de balón allanaron el camino de la victoria al conjunto castellonense, que se iba al descanso con una ventaja de cuatro goles que mantendría hasta el final del encuentro. Un ejercicio de efectividad de los amarillos, con cuatro goles en sus cinco primeras aproximaciones a la meta de Rubén Blanco.
Son viejos fantasmas del pasado, pues la defensa del Celta se había convertido en una de las más destacadas de la competición a finales de año, con apenas tres goles encajados en seis partidos. Pero a los cuatro goles del Villarreal hay que sumar la 'manita' recibida en Copa del Rey ante la UD Ibiza, además de los dos tantos ante el Real Madrid.
Ante el Villarreal, la portería a cero solo duró cinco minutos, cuando los de Unai Emery se adelantaban por medio de Gerard Moreno, después de que Dani Parejo robase el balón a Denis Suárez en el centro del campo y conectara para que el delantero catalán, que no erró en el mano a mano, abriera la late. Y ocho minutos después fue un error de Rubén Blanco en la salida de balón el que condenó a su equipo, pues se lo entregó a Manu Trigueros, que cedió a Moi Gómez para incrementar la renta amarilla.
Antes, ya había rozado el gol Fer Niño en una acción de estrategia, pero su remate salió desviado por poco. De poco le sirvió al Celta. Encajó dos goles más: el primero de Parejo en un falta lateral que se fue al fondo de la red sin que rematase nadie; el segundo del propio Fer Niño tras un error de Hugo Mallo al intentar jugar con un compañero.
Cierto que falto Iago PERO NO NOS ENGAÑEMOS EL planteamiento y todo el sistema defensivo fue penoso principalmente del MEDIDO CENTRO Y LOS CENTRALES.
Decepcionado con el entrenador, no porque le considere culpable del fiasco sinó porque con el partido decidido en el minuto 30, no haya hecho los cinco cambios en el descanso. Hay que darle minutos a los que menos juegan, y castigos a los que decepcionan