Mouriño mantiene en el cargo a Benítez con voces dentro del Celta que piden su destitución
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Dos victorias en 18 jornadas, después de haber invertido más de 41 millones de euros en reforzar la plantilla del Centenario, y la propuesta futbolística de Rafa Benítez delatan la crisis sin precedentes que atraviesa el Celta de Vigo, condenado a despedir el 2023 en puestos de descenso tras perder ante el Villarreal. La salvación, con el empate del Cádiz y el triunfo del Mallorca, se aleja a los dos puntos. Una situación desastrosa con dos grandes señalados, Luís Campos como constructor de una plantilla con muchas carencias, y Rafa Benítez, que ha sacado un rendimiento pírrico a sus jugadores.
El equipo vigués cierra un año para olvidar con un pésimo balance de dos triunfos, siete empates y nueve derrotas. El Celta solo ha conseguido ganar en LaLiga EA Sports a los últimos dos clasificados, Almería y Granada. Dos victorias por la mínima que acentúan más la preocupación en la hinchada celeste ya que los de Rafa Benítez sufrieron para vencer a los dos últimos clasificacos.
La situación se ha vuelto más más preocupante con las victorias de Sevilla y Mallorca y el empate del Cádiz. La permanencia se aleja a dos puntos para los celestes mientras otros equipos van abriendo brecha en la lucha por salir de la zona baja. Sevilla y Alavés aventajan a los de Benítez en tres puntos mientras que Villarreal, Osasuna y Mallorca ya están a más de un partido de distancia del Celta.
La primera temporada de Marian Mouriño como presidenta se está convirtiendo en un calvario para el celtismo por los resultados deportivos del primer equipo. Un descenso a Segunda, además, podría conllevar otra consecuencia negativa, ya que el Celta Fortuna, líder en solitario del grupo I de Primera Federación, se quedaría sin opciones de pelear por el salto al fútbol profesional, el sueño de su padre y anterior presidente, Carlos Mouriño.
Marian Mouriño entregó su primer proyecto al frente del Celta a Luís Campos y Rafa Benítez, una apuesta arriesgada, teniendo en cuenta la visión que ambos tienen del fútbol. El asesor deportivo portugués busca generar riqueza fichando a futbolistas jóvenes y con proyección, mientras que Benítez es un entrenador más resultadista, que prima el orden por encima del juego vistoso.
El Celta, que la pasada temporada se salvó del descenso en la última jornada gracias a un doblete de Gabri Veiga frente a un Barcelona de vacaciones en Balaídos, realizó ocho fichajes el pasado verano, en los que invirtió más de 41 millones de euros, según expuso el coordinador deportivo Juan Carlos Calero en la junta de accionistas.
A Vigo llegaron Manu Sánchez, Carl Starfelt, Carlos Dotor, Jonathan Bamba, Tasos Douvikas, Ristic y Vicente Guaita. El Celta, además, retuvo a Carles Pérez después de pagar algo más de 5 millones de euros al AS Roma por un futbolista que había sido decisivo en el tramo final del pasado campeonato.
La mayor inversión, no obstante, se realizó en la llegada de Rafa Benítez, el técnico mejor pagado en la historia del club. El Celta lo firmó por 3 temporadas y no incluyó ninguna cláusula de salida por puntos o situación clasificatoria, como solía hacer el anterior director general, Antonio Chaves. La única “vía de salida” está al finalizar la segunda temporada, cuando ambas partes pueden romper dicha vinculación.
Por ello, pese a que dentro del club ya son muchas las voces que piden un relevo en el banquillo, Marian Mouriño sigue aguantando a Benítez como técnico. Su destitución conllevaría una indemnización que rondaría los 9 millones de euros, una cantidad muy complicada de asumir para un club que viene de sufrir unas pérdidas de 13 millones en el último ejercicio y que ha presentado un presupuesto de 103 millones de euros con una previsión de beneficio que ronda el millón de euros para el ejercicio 2023/24.