La reconversión de Cartabia
Recuperado al 100% de sus latosos problemas musculares en el aductor medio del muslo derecho, Fede Cartabia retoma a marchas forzadas su reconversión de extremo a mediapunta. El reto resulta apasionante: el argentino es un futbolista vertical y desequilibrante al que Natxo González pretende ubicar por detrás de la pareja de delanteros en el 4-3-1-2 blanquiazul. Una parcela donde la pausa para elegir y la paciencia para recibir son tan necesarias como la chispa y el gol.
Fede es descarado e imprevisible con la pelota en los pies, a menudo rompe en conducción entre líneas dejando atrás la marca del contrario y además posee un disparo más venenoso que el de Carles Gil o Pedro Sánchez, sus dos rivales por un puesto en el once titular del Deportivo.
Sin embargo, la posición de enganche en el dibujo de Natxo exige un nivel elevado de comprensión del juego. Cartabia tiene que aprender, y rápido, a saber cuándo debe esperar a que la pelota le llegue a sus pies sin reclamarla, cuándo tocar en corto y al pie es más valioso que buscar un pase al espacio y cuándo alejarse del balón es más útil para el equipo que arrastrar a más rivales hacia la zona ocupada por el poseedor de la pelota.
Cartabia se enfrenta a un reto apasionante: ganar complejidad en su juego
Y no solo se trata del cuándo, también del dónde. A Fede nunca se le ha exigido una gran lectura, porque su rol en la plantilla siempre ha sido 'simple': recibir en el costado derecho, calibrar el mejor momento para arrancar en conducción, asociarse por dentro con el mediapunta o por fuera con el lateral y, en caso de no encontrar una salida combinativa, probar el disparo desde la frontal. Ahora debe medir el riesgo de perder la pelota en la zona central o de atascar la labor de Vicente y Edu Expósito si no toma buenas decisiones sin la pelota.
Si Cartabia aprueba este máster tan particular, el Dépor podrá sacarle jugo a uno de los jugadores más talentosos de la categoría, y el propio Fede ganará una complejidad desconocida hasta ahora en su juego. El primer examen, en Almería.