El 'espíritu de El Palo' indigna al deportivismo

En el camino de vuelta de Riazor a Málaga hay migas de pan que dejó el CD El Palo en 2013. Migas polémicas que indignan al deportivismo. Los paleños luchaban por subir a Segunda División B, como actualmente. Era la última eliminatoria por el ascenso y el rival en ciernes era el Fabril. El duelo de ida se jugó en Riazor ante 10.000 espectadores y el resultado fue… de 4-2. En la vuelta, el filial deportivista cayó por 2-0 y se quedó a las puertas del éxito.

En ese primer encuentro, que acabó con victoria del Deportivo, los jugadores de ambos equipos protagonizaron varias tanganas y al final del mismo algunos futbolistas de El Palo llegaron a dirigirse de malos modos a la afición blanquiazul, que les increpó. De hecho, días después, los coruñeses llegaron a pedir protección policial para su filial en su desplazamiento a Málaga. De nada sirvió.

Como decimos, los paleños cosecharon el mismo marcador que el actual Málaga en la ida del play off. Se pusieron 2-0 abajo, empataron a dos, y volvieron a recibir otros dos goles. El resultado de 4-2 es abultado, pero no decisivo. Para El Palo no lo fue, porque en San Ignacio vencieron por 2-0 al filial deportivista y consiguieron el ascenso a la categoría de bronce del fútbol nacional por primera vez en su historia. Lo hicieron envueltos en polémica, puesto que el club herculino  terminaría enviando una queja formal a la Federación Española de Fútbol por los graves incidentes sufridos.

Los jugadores del filial coruñés se sintieron violentados e intimidados y fueron amenazados y escupidos en un partido muy alejado de los términos en los que debe moverse el deporte. Hasta la Policía Nacional tuvo que intervenir en la grada durante el desarrollo del mismo, como recoge el vídeo compartido por el propio Dépor el 7 de julio de 2013. Sea como fuere, los Insua, Lemos, Romay o Luis Fernández no pudieron hacer bueno el triunfo de la ida porque los goles de Jesule e Ismael lo evitaron.

Ahora, en Málaga se recuerda el precedente y en A Coruña indigna que se acuda a un duelo tan antideportivo para caldear la vuelta. El deportivismo tiene memoria.