Dos meses sin victorias: El Deportivo quiere poner fin a su mayor condena en Linarejos
Sin perder de vista la primera posición por lo que pudiera pasar, el Deportivo deberá en Linarejos solventar el gran debe de la temporada. Si ha habido un condicionante del ascenso no ha sido empatar en Córdoba o ante el Alcorcón, sino haberse dejado tantos puntos lejos de Riazor. La plantilla sabe que es el gran debe, aunque para solventarlo, deberán superar al cuarto mejor local de Primera Federación (35 puntos en 17 encuentros).
Dos victorias en cinco meses y tan solo cinco en 17 partidos. El gran debe del Deportivo este curso ha sido cruzar el Puente del Pasaje. De ahí hacia dentro, el mejor equipo de la competición sin discusión. Hacia la lejanía, el sexto y con cifras paupérrimas que han terminado de matar las opciones de ascenso directo del equipo.
Es ahí, en esas 12 no victorias, donde realmente se has escapado el ascenso directo al equipo de Óscar Cano. Pero martirizarse con lo que podría haber pasado no sirve de nada. Por eso, el Dépor debe erguir el pecho y mirar al frente. Porque sigue siendo el Dépor y el ascenso, sea como sea, debe ser el objetivo irrenunciable.
Antes de acabar la temporada, al equipo herculino le quedan dos partidos lejos de su feudo. Oportunidad de oro para recuperar buenas sensaciones antes de un hipotético play off en el que podrían llegar a jugarse la vuelta como visitante si no consiguen acabar segundos (el mejor clasificado tendrá ventaja de campo y en caso de empate, según la normativa).
Linarejos y Pasarón serán las últimas dos salidas, aunque la de Pontevedra, aunque vecinal, no supondrá el aluvión anímico que podría significar ganar en Linares. Ante un equipo que se juega el play off de ascenso, que es dominador en su feudo y con las bajas de Lucas (por confirmar todavía) y Quiles.
El enésimo viaje a tierras andaluzas es la oportunidad de oro para que el Deportivo rompa su debe fuera de casa de una vez por todas. Acabar con buenas sensaciones y matando el vértigo de jugar lejos de Riazor. Para, aunque no se pueda lograr el ascenso directo, llegar a la promoción con más certezas que dudas.
El Deportivo quiere ser el Deportivo lejos de Riazor
En esa guerra está el Dépor. En la de reconocerse fuera de casa, pues es una realidad más que reconocida que el equipo baja sus prestaciones de manera considerable. Ojo. Es un equipo muy fiable, encaja poco y no suele conceder ocasiones; pero no ha conseguido trasladar esa regularidad defensiva a la parcela ofensiva. Es un problema doble: en construcción/organización el fútbol no fluye de la misma forma. Y ante portería rival todos se atascan.
Linarejos, penúltima bala para romper el gafe, maldición o piedra del camino. Como se quiera apodar. Pero la oportunidad ideal para que el Deportivo demuestre que lejos del calor de su grada también puede ser el Deportivo.