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El uno por uno del Deportivo en la temporada 2022/23: un sobresaliente y dos ceros
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El uno por uno del Deportivo en la temporada 2022/23: un sobresaliente y dos ceros

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Celebración de gol del Deportivo en Riazor (Foto: RCD)
Celebración de gol del Deportivo en Riazor (Foto: RCD)

El Deportivo concluyó la temporada 22/23 con una nueva decepción. El ascenso se esfumó en una prórroga agónica en Castalia y el club vivirá por cuarta temporada consecutiva fuera del fútbol profesional. Es tiempo de cambios y restructuración en A Coruña, pero también de análisis. Han pasado tres entrenadores y una treintena de jugadores por Riazor este curso. Estas son las notas individuales de todos ellos.

Portería

Ian Mackay (7): Que su último día –terrible- no nuble el juicio de una campaña completa en la que dejó 16 porterías a cero, vivió recuperaciones milagrosas de su tocado hombro y volvió a ser el ángel de la guarda de la portería. Días como Sanse o Algeciras en los que fue el mejor del equipo y de paradas mágicas que mantuvieron al Deportivo en los partidos.

Edu Sousa (5): Cumplió sin grandes alardes los minutos de los que dispuso. Cuando Mackay faltó, pudo mostrar que es un buen portero para la categoría. No tuvo una gran participación, pero es una buena y sana competencia.

Pablo Brea (nc): Solo dispuso de los 90 minutos de la Copa del Rey. Inédito el resto del curso. Imposible valorarlo.

Ian Mackay dejó la portería a cero en 16 ocasiones, las mismas que en el curso 21/22 (Foto: RCD).
Ian Mackay dejó la portería a cero en 16 ocasiones, las mismas que en el curso 21/22 (Foto: RCD).

Defensas

Álvaro Trilli (5): Temporada durísima para el canterano de Ortigueira. Lo ha pasado realmente mal en la etapa de Óscar Cano, en la que no sumó ni una titularidad y apenas un puñado de minutos. Dejó una asistencia con Borja Jiménez y buenos minutos en el play off de ascenso cuando saltó al campo. No se le puede pedir más a alguien con quien no se ha contado.

Antoñito (6): Cumplidor en los días buenos y malos. Empezó la temporada con muchas dudas y la acabó sin estar a su mejor nivel, pero pese a sus 35 años siempre ha dejado partidos de ‘bien’ e incluso notables. Potenció a Quiles y fue una ventaja en ataque en muchos tramos de la temporada en los que, con Cano, se abusaba de sus llegadas. Sus 2 asistencias en 34 partidos explican su problema en los metros finales para decidir bien.

Jaime Sánchez (6): Temporada de menos a más, irregular en cuanto a participación pero en la que terminó a buen nivel. Estuvo muy señalado en las primeras jornadas y le costó entrar en el once titular, pero acabó firmando buenos partidos y formando una pareja sólida con Pablo Martínez.

Adrián Lapeña (4): Perdió importancia en el equipo y no terminó de convertirse en el centro solvente que pudiese liderar la defensa. Empezó siendo indiscutible, tuvo altibajos y acabó relegado a un segundo plano.

Pepe Sánchez (5): Jugó más bien poco. Llegó para dar un salto de calidad a la zaga y parecía que se podía asentar como titular, pero una lesión cortó su progreso y no se volvió a saber más de él salvo por el partido en Pasarón.

Pablo Martínez (8): Líder de la defensa y uno de los mejores de la temporada blanquiazul. Le costó entrar en dinámica tras llegar el último día del verano, pero desde que cogió ritmo ya no se bajó del once titular. Mariscal, líder y referente para la grada. Su fichaje ha sido un gran acierto porque defensivamente supone un salto de calidad dentro del área y su experiencia un plus añadido.

Raúl Carnero (4): Quizás el problema fue tener unas expectativas muy altas, pero realmente se esperaba más de Raúl. Un jugador experimentado con mucho rodaje en la élite que no terminó de ser decisivo en el equipo. Fue indiscutible mientras no hubo competencia y perdió su sitio con el fichaje de Lebedenko.

Orest Lebedenko (6): Cumplió con las expectativas y, con altibajos, rindió a buen nivel. Se ganó la titularidad por sus labores ofensivas, aunque tiene tendencia a cometer errores con balón o jugadas de difícil explicación. También suma calidad en ataque, velocidad y pulmones.

Alberto Retuerta (nc): Sin oportunidades desde aquel fatídico Teresa Herrera. Se fue injusto con él al no darle ni un solo minuto, a excepción de la Copa en Guijuelo. Se fue en enero cedido al Hércules y en verano deberá probarse de nuevo o salir.

Borja Granero (nc): Se marchó en invierno tras no disputar ni un solo minuto, aquejado por las lesiones y los problemas físicos. En Castellón ha encontrado una segunda vida e irónicamente su camino se cruzó con el de sus excompañeros.

Pablo Martínez ha sido el gran acierto del mercado de verano y se ha convertido en un líder (Foto: RCD)
Pablo Martínez ha sido el gran acierto del mercado de verano y se ha convertido en un líder (Foto: RCD)

Centro del campo

Álex Bergantiños (5): Es difícil explicar la poca participación que ha tenido y lo bien que ha estado siempre que ha jugado. Óscar Cano lo veía como una figura dentro del vestuario pero no dentro del campo. Cuando ha participado siempre ha sido para mejorar al equipo. Incomprensible campaña.

Roberto Olabe (5): Tuvo momentos álgidos y momentos bajos. Desde el episodio de Salamanca perdió importancia y minutos, aunque hasta entonces estaba teniendo una participación significativa. Buen rendimiento a rasgos generales en su primer año en el Deportivo.

Isi Gómez (6): Demostró ser un jugador de mucho talento, con destellos de mucha clase, pero físicamente no ha sido una temporada sencilla. Los primeros meses tuvo poca participación por las lesiones y sus minutos crecieron a partir de enero, pero nunca acaba los partidos. Debe dar un salto físico, porque las condiciones técnicas las tiende de sobra.

Diego Villares (8): Sufrió un baile de posiciones y rara vez participó en el rol que mejor le conviene (de centrocampista llegador), pero su rendimiento, en todas partes, ha sido muy alto. Debería ser indiscutible, aunque para Cano no siempre fue así, a diferencia de Borja y Rubén, quienes le tuvieron fe ciega.

Rubén Díez (4): Temporada de mucho a nada. Sus primeros meses fueron excelentes, a muy buen nivel, pero desde aquel viaje a Ceuta se apagó su fútbol. Al final acabó dejando a deber, sin minutos y sin importancia, con actuaciones difíciles de justificar, pérdidas continuas en zonas de mucho peligro y la sensación de que Cano insistía demasiado en él. Necesita un reset.

Mario Soriano (8): Fue uno de los mejores de la temporada. Lo acompañó con ocho goles y seis asistencias que le refrendan en una categoría que se le queda pequeña. Con Borja tenía un jardín para él; con Cano se tuvo que adaptar a un rol que le exigía más kilometraje, pero siempre siendo decisivo entre líneas. Su capacidad para recibir a espalda de los rivales, de superar marcas con el giro, sus conducciones… un jugador excelente que siempre mejoró al Dépor. Indiscutible todo el curso excepto un pequeño bache invernal de dos semanas.

Mario Soriano, figura e ídolo blanquiazul, ha sido el mejor centrocampista del Deportivo 22/23 (Foto: RCD)
Mario Soriano, figura e ídolo blanquiazul, ha sido el mejor centrocampista del Deportivo 22/23 (Foto: RCD)

Los atacantes

Max Svensson (7): De sorpresa de última hora a jugador importante. No tuvo oportunidades con Borja, encontró su hueco con Óscar Cano y se adaptó tras la llegada de los fichajes invernales. Acabó haciéndose un hueco en el once titular por todo lo que sumaba al espacio. Aportó goles, carácter y fue creciendo a lo largo del curso. Puede volver orgulloso a Cornellá tras una buena temporada.

Yeremay Hernández (6): Inexplicable baja participación atendiendo a su nivel en los últimos partidos en los que por fin ha podido ser titular. La suerte tampoco le acompañó. Cuando parecía que convencía a Borja, este fue cesado y le tocó empezar de cero. Salvó dos partidos a Cano, pero este nunca le dio una oportunidad inicial. Con Rubén, otra historia: titular e importante. Demostró estas semanas que aquellos que le pedían tenían razón.

Alberto Quiles (9): Ha sido el mejor jugador de la temporada en el Deportivo y sus números lo refrendan. 16 goles y cinco asistencias tras un inicio duro en el que tardó ocho partidos en ver portería. Clave para el ataque del equipo, también tuvo altibajos, pero se fue adaptando a todas las diferentes parejas de ataque que le colocaron. Con Lucas formó una buena pareja que no se pudo disfrutar lo suficiente tras el trágico final de temporada marcado por sus dos lesiones. Se marchará cumpliendo contrato y nadie se lo puede reprochar.

Lucas Pérez (7): Llegó, vio y venció en sus primeros días. Dejó partidos de gran nivel en Riazor y bajó un poco su rendimiento, al igual que el equipo, fuera de casa. Fue aguantando físicamente, aunque el gran problema fue no optimizarlo. Ni Óscar ni Rubén lograron sacar a relucir la mejor versión de Lucas, enfrascado muchas veces en tareas elaborativas que le alejaban del área o jugando completamente solo en el frente. Es el mejor jugador de la categoría y el año que viene se podrá construir en torno a él. No se le puede pedir más y como mínimo agradecer que haya bajado para ayudar.

Lucas Pérez volvió a casa (Foto: RCD)
Lucas Pérez volvió a casa (Foto: RCD)

Kuki Zalazar (5): No contó con oportunidades y, aunque le costó, acabó aprovechando las que tuvo. Un mediapunta sin hueco por la construcción de la plantilla, que debía competir con Quiles y que fue probado en otras posiciones sin éxito. Tampoco gozó de muchos minutos.

Kike Saverio (2): Fichaje decepcionante en enero. Llegó con cartel, pero no ha podido demostrar el potencial que se le presupone. No se le vio con chispa ni con más calidad que otros recursos de la plantilla.

Arturo (4): Es injusto puntuar a Arturo porque tuvo poca participación, pero suficiente para no comprender su fichaje. Llegó porque Óscar Cano requería un jugador de su perfil, pero luego apenas le dio minutos. En el recuerdo aquel fallo en Ferrol, aunque la realidad de Arturo es que cuando ha entrado al campo ha generado peligro siempre. Claro que ha jugado tan poco que es difícil valorar su aporte en el campo. Con minutos podría aportar más.

Víctor Narro (5): De un jugador fundamental en pretemporada con Borja a salir en enero porque Cano no le veía hueco. Cuando jugó rindió bien, demostrando que puede ser un extremo muy interesante para llegar a línea de fondo o incluso polivalente para jugar en la mediapunta, como cuando sustituyó a Soriano. También se probó de lateral. Incomprensible cesión y poca participación.

Gorka Santamaría (3): Su rendimiento dejó mucho a deber porque llegaba como delantero titular y se fue en enero sin ver portería. Pero, a su favor, mencionar también que en pretemporada, con un equipo más parecido a su estilo de juego, anotó bastantes goles. Fue empezar la temporada y se apagaron las luces: sin oportunidades ni rendimiento cuando jugó, que fue poco.

Quile, el mejor de la temporada en el Deportivo, se perdió el tramo decisivo por dos lesiones (Foto: RCD)
Quile, el mejor de la temporada en el Deportivo, se perdió el tramo decisivo por dos lesiones (Foto: RCD)

El banquillo del Deportivo

Borja Jiménez (0): Suena duro, pero fue cesado tras solo siete partidos. Quizás una decisión precipitada. Pero su inicio de temporada fue dubitativo, haciendo demasiados cambios, sin tener claro un plan y tras una pretemporada que sirvió de poco. Quizás su ciclo se tendría que haber terminado con la derrota en Albacete, o quizás habría que haber tenido paciencia con él, pues le tocó construir con un equipo en el que algunos fichajes claves (Pablo Martínez) llegaron el último día y no dispuso de Lucas Pérez.

Óscar Cano (3): Su fichaje por el Deportivo es difícil de explicar una vez pasada su etapa. Si bien era un entrenador con experiencia de sobra para una oportunidad así, no consiguió adaptarse al contexto de A Coruña y Riazor. Nunca funcionó su discurso, puesto en duda desde la primera derrota ante el Castilla. Consiguió hacer muchas cosas bien, mejoró al equipo, le dotó de una estructura estable, sólida y de una idea. Se fue sin perder ni un solo partido en casa, potenció a Quiles y mejoró a algunos jugadores como Max Svensson. Sin embargo, los mensajes contradictorios sobre lo mucho que le gustaban ciertos jugadores que luego no tenían participación, la falta de rotación, de plan B, de oportunidades a la cantera o la terquedad con jugadores que estaban restando más que sumando le condenaron. Sus declaraciones en cada rueda de prensa no ayudaron a calmar una afición que nunca estuvo a su lado, y ese fue su gran debe. Acercó al Dépor al ascenso directo, pero también lo terminó alejando.

Rubén de la Barrera (nc): Llegó a última hora e hizo lo que pudo, que no fue poco. Debe ser el hombre que comande el siguiente proyecto del Deportivo. En apenas cuatro semanas mostró más confianza en la cantera que la mayoría de entrenadores que han pasado por Riazor en los últimos años. Conoce la categoría, ya sabe lo que es ascender y es el indicado para lograrlo.

Rubén de la Barrera, entrenador del Deportivo, en Abegondo (Foto: RCD)
Rubén de la Barrera, entrenador del Deportivo, en Abegondo (Foto: RCD)

Los despachos del Deportivo

Secretaría técnica y dirección general (0): Es difícil personalizar, pero esta nota se reparte entre la secretaría técnica encabezada por Carlos Rosende y Juan Giménez y la dirección del club, en manos de David Villasuso, director general, pues las decisiones finales fueron suyas. La temporada ha sido un fracaso absoluto. Se mantuvo a un entrenador en el que no se confiaba, y la prueba fue su despido a los siete partidos. Se trajo a un técnico que sobre el papel podía ser acertado, pero terminó despedido a dos jornadas de acabar y con una división social propia de hace una década. Se emplearon una treintena de jugadores y aquello de ‘club de cantera’ se quedó en un ‘cuando ascendamos’. Pero claro, el Deportivo no ha ascendido y va a pasar por cuarto año consecutivo fuera del fútbol profesional. Y sin canteranos. El mercado de verano dejó más a deber que a recibir, con fichajes que llegaron y se fueron a los pocos meses y el groso de la 21/22 salvando los muebles. Pablo Martínez, el acierto entre nubarrones como Gorka (sin culpa del jugador, por supuesto) que no encajó; Ibai Gómez o la construcción de una plantilla en la que se repetían perfiles y faltaban variantes. Que se acometan cinco fichajes y cinco salidas en enero no es positivo para nadie y explica muchas cosas. No todo fue malo, por supuesto, y algunos nombres importantes han sido obra de una secretaría técnica a la que le ha faltado una figura por delante que ejerciese de parachoques y permitiese saber exactamente quién y cómo se toman las decisiones, pues no todo se puede personar en Giménez y Rosende, ni mucho menos. Su cese es el final de un proyecto que tenía buena pinta, pero en el que algunas decisiones, como tratar de mantener a Cano hasta el final, les ha terminado por costar el puesto.

Carlos Rosende, Juan Giménez, Óscar Cano y Elías (Foto: Xane)
Carlos Rosende, Juan Giménez, Óscar Cano y Elías (Foto: Xane)

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