Deschamps, el aura del vasco tranquilo
En una selección atravesada siempre por la controversia, Didier Deschamps ha logrado esquivar polémicas y lesiones para llevar a Francia hasta la final de su Eurocopa, gracias a una fiabilidad que recuerda a sus antiguas prestaciones como futbolista.Enrique Rubio
Hay que remontarse quince años para encontrar a un crepuscular Deschamps en el Valencia finalista de la Liga de Campeones, donde daba sus últimos pases como medio centro antes de llegar a los banquillos, destino natural de quien ya era un líder sobre el campo.
La buena estrella de Deschamps (Bayona, 1968) es proverbial en Francia.
Pocos olvidan que su figura apareció en los mayores hitos recientes del fútbol francés, ya fuese como capitán del Olympique de Marsella que ganó la Liga de Campeones en 1993 o de la Francia campeona del Mundial 1998 y la Eurocopa 2000.
Ese carácter competitivo, que le llevó a destacar en su infancia en la pelota vasca y en el rugby -deportes aún más populares en su Bayona natal que el fútbol-, es el que buscaban los dirigentes de la Federación cuando le encomendaron en 2012 sentarse en una silla muy caliente.
Tras cumplir dignamente en el Mundial de Brasil, donde cayeron en cuartos frente a Alemania, llegó la prueba de fuego para Deschamps y los suyos: la Eurocopa en la que habrían de brillar Benzema y la nueva generación comandada por Griezmann, Pogba y Varane.
Pero como siempre que Francia huele a triunfo, la polémica regó los prolegómenos.
La imputación de Benzema como cómplice en un oscuro caso de chantaje a su compañero de selección Valbuena con un supuesto vídeo sexual llevó al entrenador, en una decisión tomada de acuerdo con la Federación, a excluir a ambos futbolistas.
La leyenda gala Eric Cantona tachó a Deschamps de racista, una acusación que fue sostenida de manera implícita por el propio delantero madridista.
Privado de su referencia ofensiva, al técnico no le quedó más remedio que dar vuelo a Olivier Giroud, un ariete a la vieja usanza a gran distancia técnica de Benzema, pero que ha aprovechado el torneo para reivindicarse.
Aunque si había alguna sospecha sobre el desempeño de los "bleus" en su Eurocopa, esta comenzaba por atrás.
La dudosa imagen mostrada por la línea defensiva en los amistosos de preparación e incluso ya en la primera fase del campeonato se ha convertido, sobre todo a raíz de la semifinal contra Alemania, en la evidencia de que el carácter correoso y solidario de su entrenador ha impregnado al conjunto.
Es imposible subestimar el reto al que se ha enfrentado Deschamps cuando se echa un vistazo a los jugadores que finalmente se quedaron fuera del torneo: Mamadou Sakho por un supuesto caso de dopaje que está bajo investigación, y Raphaël Varane y Jeremy Mathieu por sendas lesiones.
Los tres estaban llamados a ser, junto a Koscielny, los centrales de los "bleus". Si a ellos se les suma Lass Diarra, que partía como titular en el pivote (el mismo puesto que sublimó Deschamps como especialista defensivo), el resultado es que la retaguardia ha tenido que ser reinventada sobre la marcha.
Más allá de que el rendimiento de los incorporados a última hora como Adil Rami o Samuel Umtiti haya sido bueno, la clave de la actuación defensiva hay que buscarla en la actitud comprometida que han demostrado los franceses, sobre todo cuando el campeonato ha entrado en sus fases decisivas.
Esa predisposición, favorecida por la condición de atletas de buena parte de la plantilla, recuerda a la del aguerrido vasco que manejaba desde la sala de máquinas a la gloriosa Francia de finales de los años noventa.
Y, por qué no decirlo, evoca a la flor que parece acompañar a Deschamps en su carrera, ya fuese como jugador del Marsella y la Juventus o como técnico del Mónaco (al que llevó a la final de la Champions) y de los "bleus".
Esa supuesta buena suerte no le vendría nada mal al atribulado presidente francés, François Hollande, como recogía hoy una viñeta humorística en el diario "Le Parisien" con esta imaginaria conversación entre el propio Hollande, y su primer ministro, Manuel Valls:
"¡Este Deschamps tiene una suerte increíble! ¡Me inspira!", dice Hollande, a lo que Valls le replica: "¿Todavía esperas llegar a la segunda vuelta (de las presidenciales) en 2017?".