Muere Víktor Ponedélnik, el último héroe de la primera Eurocopa
Ya no quedan héroes como Víktor Ponedélnik, el autor del gol de la victoria en la primera Eurocopa (1960). Al morir anoche, 5 de diciembre de 2020, a los 83 años se fue el último futbolista de la Unión Soviética que derrotó en la final a Yugoslavia (2-1).
Ponedélnik, que nació en medio de las purgas estalinistas (1937), fue miembro de la generación de oro del fútbol soviético, que incluía, entre otros, a Lev Yashin, Ivanov y Streltsov.
Famoso por su durísimo disparo, no sólo le correspondió el honor de marcar el gol más importante de la historia del fútbol nacional, sino la de ser el último portador de la llama de una gloriosa estirpe que también alcanzó la final de la Eurocopa de 1964, donde cayeron ante España (2-1).
MIEDO A UNA PURGA
Hace unos años rememoraba con Efe la final celebrada hace 60 años en París entre dos potencias futbolísticas ahora desaparecidas: la URSS y Yugoslavia.
Admite que había “pánico” en las filas soviéticas. Tito y Jruschov se llevaban mal y al equipo soviético al que los yugoslavos habían derrotado en los Juegos Olímpicos del 52 “los habían echado a todos y degradado como militares”.
“No queríamos jugar contra Yugoslavia”, confesó.
Tampoco contribuyeron las condiciones en las que se disputó el partido, frío, lluvia, un campo en mal estado, una pelota pesada y el hecho de que el partido arrancó a una hora intempestiva, a las 10.30 de la noche.
Yashin encajó el primer gol del partido, aunque Ponédelnik lo exculpa: “No vio venir el balón, ya que había muchos jugadore metidos en el área”, explica.
Y es que fue la “Araña negra” quien inició la jugada que llevó al gol de Ponedélnik, cuyo apellido significa lunes en ruso y que marcó en el primer día de la semana, ya que el tiempo reglamentario acabó en empate y hubo que disputar una prórroga.
“En el minuto 113 Yashin lanzó el balón con la mano y lo colocó como siempre a unos 60 metros, donde lo recibió Misha Mesji”, relataba.
Ponedélnik recibió el pase en profundidad, dejó atrás a los centrales yugolsavos y miró a la portería.
“Yo sólo pensaba en colocar el balón en la escuadra, ya que su portería tenía los brazos muy largos. Entonces, disparé, me caí y las tribunas comenzaron a tronar. Yo no vi nada. Sólo me enteré de que había marcado, cuando mis compañeros me felicitaron”, recordaba.
LA OFERTA DE SANTIAGO BERNABÉU
Si la victoria fue inolvidable, la celebración no lo fue menos, ya que los futbolistas soviéticos fueron invitados al restaurante de la torre Eiffel, un lujo al que no estaban acostumbrados en el paraíso socialista.
“Allí repartieron las medallas y conocimos al presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, que se acercó a nuestra mesa para felicitarnos personalmente”, contó.
Bernabeu no se limitó a felicitarles, sino que “cogió el micrófono y e invitó a varios jugadores soviéticos a jugar en el Real Madrid”.
Entonces, añadió, “el oficial del KGB que nos acompañaba le dijo al intérprete que tradujera que teníamos contratos de larga duración con nuestros clubes”.
“¡Si nosotros ni sabíamos lo que era un contrato!”, señaló.
La hija de Yashin, Irina, confirmó a Efe la historia con el añadido de que al legendario portero del Dinamo Moscú el presidente del club blanco le ofreció “un cheque en blanco”.
GUERRA FRÍA CON ESPAÑA
Paradójicamente, la URSS podría no haber jugado dicha final, de no ser porque Franco ordenó no disputar los cuartos de final, supuestamente por motivos ideológicos, lo que le costó la descalificación de la UEFA.
Ponedélnik, que siempre presumió de una memoria prodigiosa, relató la leyenda urbana que cuajó entonces en la URSS.
”El seleccionador español, Helenio Herrera, viajó a Moscú para ver nuestro partido contra Polonia. Les ganamos 7-1. Marqué tres goles. Herrera se asustó y no voló a Madrid, sino a París. Estuvo dos semanas escondido hasta que la UEFA nos otorgó la victoria”, afirmó.
No pasaron cuatro años y ambas selecciones se verían las caras en la final de la Eurocopa disputada en Madrid.
Del equipo campeón en París, ya sólo quedaban Yashin, Ivanov y Ponedélnik. La derrota por 2-1 le costó el puesto al seleccionador soviético, Konstantín Beskov, por orden expresa de Jruschov, que no podía aceptar la vergüenza de perder ante la España de Franco.
“Los españoles eran más fuertes. Tenían un gran equipo. Su victoria fue justa. Iribar jugó muy bien, les salvó varias veces”, recuerda.
Destaca, en particular, a Luis Suárez, del que dice que jugó “fantásticamente bien” y que después ganaría el Balón de Oro.
“Siempre que nos vemos recordamos aquel partido”, indicaba.
Por eso, se alegró tanto cuando Rusia eliminó a España en los octavos de final del Mundial en 2018, aunque fuera a los penaltis.
SU DELANTERO, LUIS SUÁREZ
En los últimos años apenas salía de casa, ya que fue operado de sus piernas, problemas que arrastraba desde las lesiones que sufrió como jugador, pero seguía viendo fútbol por televisión y, en algunas ocasiones, era invitado por la UEFA, como en la ceremonia de inauguración de la Eurocopa 2012.
Su delantero preferido era el uruguayo Luis Suárez.
“Suárez es goleador, técnico y luchador. ¿Y el cáracter? Fuerte, como debe ser. Así tienen que ser los delanteros”, insistía.
Después de diez años de carrera profesional, 86 goles como jugador de club y 20 como internacional, se retiró en 1966 y después de un trienio como entrenador, se dedicó durante muchos años al periodismo deportivo.