Tanto calor y la pólvora mojada
España no pasó del empate en su debut en la Eurocopa 2020 ante Suecia. El equipo de Luis Enrique no encontró puerta y evidenció su gran problema a día de hoy, el gol. En lo demás hay virtudes y defectos, pero en ningún caso de trascendencia capital. El único problema determinante que muestra la Roja a día de hoy es la falta de gol. Luego hay compromiso, hay sacrificio, hay solidaridad, y a ratos hay juego, pero sin gol... También es verdad que hay cierta falta de confianza, de atrevimiento, de descaro, hay falta de individualidades, pero eso puede llegar precisamente con la confianza, con los resultados, pero sin gol...
La falta de eficacia se personaliza claramente en un hombre, Álvaro Morata. En todo lo que no era rematar a puerta el delantero de la Juve estuvo bien, incluso acertado, pero es delantero, y tuvo dos remates francos, uno sobre todo, que ni cogieron puerta. Esa es la diferencia de haber iniciado cogiendo confianza, puntos y victoria y haber empezado trastabillado ante Suecia con un empate decepcionante.
Catenaccio a la escandinava
Suecia se parapetó atrás con sus líneas muy juntitas y con los dos puntas que en realidad eran los primeros defensas. Un catenaccio a la escandinava. Sin remordimientos, sin complejos, los once metidos atrás a esperar que sonara la flauta. Pero esa es una táctica que a España pueden repetirle más de una vez. De hecho, es la que más se le repite quizás por herencia histórica de la España campeona del Mundo y de Europa, a sabiendas que esta España no tiene cualidades como aquella. El caso es que la opción de Suecia, tan válida como cualquier otra, tenía sus fuertes, la de no darle espacios a los hispanos, que no jugaran con velocidad; y sus fugas, la de desertar de la posesión y regalársela a la selección española casi por completo. Y claro, aun sin brillantez, los de Luis Enrique sumaron aproximaciones y con ellas algunas ocasiones claras, como un cabezazo de Dani Olmo, el mejor de España en la primera mitad, algunos remates lejanos y sobre todo una clara oportunidad de Morata pasada la media hora. El delantero de la Juve, muy sacrificado, que estaba haciendo de hecho buen partido hasta entonces, la tiró fuera solo ante Olsen. Ni la parada provocó. Obligaciones de delantero de las que dimitió el atacante madrileño.
Pero más allá del clásico equipo defendiéndose ante equipo con posesión infinita y ocasiones limitadas, hay que destacar en España una voluntad, una unión y una idea conjunta. Porque lo cierto es que cuando la Roja la perdía el compromiso en el robo era total, de todos. Empezando por el impreciso Morata y seguido por los otros nueve jugadores de campo españoles. Ese compromiso, realmente, era el principal arma de una España buenecita, sin brillantez pero solidaria, a la que le faltaba el gol para ser buena y le faltaba algo de frescura e imaginación en los metros finales, solo se atisbaba en Olmo. Por suerte la única que tuvo Suecia, de Isak, en un desajuste de Laporte acabó en el palo, tras despeje de Llorente.
Mal arranque de la segunda para España
La segunda parte comenzó peor para España. Porque ya no era mandona con la pelota y empezaron a aparecer imprecisiones que dieron aire a Suecia. De hecho una pérdida de Alba en ataque provocó una contra que no fue el 0-1 de milagro, tras la enorme jugada de Isak. El equipo de Luis Enrique seguía adoleciendo de ideas, de imaginación, de riesgo, de descaro. Nadie intentaba el uno contra uno, nadie intentaba algo que se saliera del guion, y España se fue esfumando poco a poco, y Luis Enrique permitió esa desaparición con sus cambios tardíos.
Salieron un Morata desafortunado (otro mal disparo franco en la segunda mitad) y Rodri para que entraran Sarabia y Thiago. Adiós referencia arriba, más movilidad se suponía, más dinamismo, más electricidad, esa era la intención. La verdad es que en el intercambio España mejoró. Sarabia, Thiago primero, luego Gerard y Oyarzabal abrieron las opciones en ataque. Por fin se acabó con la fobia de meter balones al área, cosa que no había hecho España en 75 minutos, y con la fobia a conducir la pelota como fórmula para superar líneas. No es que fuera para que aparecieran los fuegos artificiales en La Cartuja, pero la selección mejoró y subió algunos enteros en su fútbol y en su ataque.
Llegaron penetraciones fruto de mover la pelota más rápido, aparecieron incluso espacios, algo inédito en todo el partido, y hasta ocasiones. Un remate de Gerard Moreno que casi marca pero desbarató Olsen y otro involuntario de Sarabia a pase de Alba. Esos últimos minutos fueron los mejores de España con diferencia, sometiendo al rival y encontrando espacios y opciones, pero tampoco encontraron el premio del gol, ese premio que decide partidos y que condena a esta selección comprometida a quedarse por ahora en eso, en el compromiso.
🔢 Ponemos nota, uno por uno, a los jugadores de #ESP en el empate ante #SWE https://t.co/pfMJqQDloi
— ElDesmarque (@eldesmarque) June 14, 2021