El Barcelona sigue con racha triunfal en Vallecas tras una noche complicada
Carlos Mateos Gil
Madrid, 3 nov .- El ímpetu del Barcelona le valió para sumar un triunfo ante el Rayo Vallecano (2-3), remontando en los instantes finales un resultado adverso ante un conjunto que les puso en apuros durante gran parte del choque.
Era Vallecas terreno propicio para el Barcelona, lugar habitual de grandes exhibiciones ofensivas plasmadas en goleadas contundentes e inmisericordes. Los datos hablaban por si solos, veintitrés goles a favor en las últimas cinco visitas y solo uno en contra.
La cifras, muy favorables, lo eran aún más ampliando el espectro a los partidos jugados ante el Rayo como local. Así los azulgrana acumulaban once triunfos seguidos en los que contabilizaron cincuenta dianas y encajaron cinco.
Sin embargo a los de Ernesto Valverde volvía a faltarles la figura de Leo Messi. El argentino acumulaba dieciséis goles ante los madrileños, ocho en el Camp Nou y ocho fuera. En su ausencia, el mismo once exhibido ante el Inter de Milán y el Real Madrid.
La fórmula pareció funcionar en los primeros minutos y tras un arranque con posesión casi monopolística el gol acabó cayendo casi por inercia. Rakitic, único sobre el campo que sabía lo que era anotarle al Rayo, trazó una diagonal para Jordi Alba y este acabó regalándole el 0-1 a Luis Suárez.
Se avecinaba pues la que parecía otra tormenta para el anfitrión, pero el empuje de este comenzó a diluir al Barcelona. Pese a su constante dominio del esférico, las imprecisiones en algunos pases comenzaron a hacer acto de presencia.
Metido ya el equipo de la franja en el duelo pese al resultado adverso, comenzaron a recular y a sufrir los visitantes. Tras varios acercamientos peligrosos, un magistral golpeo de Pozo desde la frontal acabó alojándose en el fondo de las mallas tras tocar en el palo.
El aviso trajo consigo imágenes de un pasado reciente también en tierras madrileñas, donde el Barcelona había cosechado su única derrota del curso en Butarque frente al Leganés. Otro partido en el que se habían puesto por delante y que le igualaban, otro rival de la zona baja... demasiadas coincidencias.
Estas se acrecentaron en el arranque de la segunda parte cuando del empate se pasó al 2-1 gracias al acierto del recién ingresado Álvaro García, quien empujó casi sobre la línea un balón rechazado por el palo tras el cabezazo de Raúl De Tomás.
Le tocaba pues al líder remar de nuevo contracorriente, ya con Munir y Arturo Vidal sobre el campo en detrimento de Arthur y Coutinho. Junto a ellos también Dembele, que había sustituido a Rafinha tras la reanudación.
Llegaron entonces las prisas, que parecían no ser buenas consejeras. Atenazados ante un Rayo dispuesto a morir plantando batalla llegado el caso, cada contra era suplicio y motivo de incertidumbre.
No eran sino riesgos que debían asumirse en la búsqueda del empate. Amenazó primero Suárez con un testarazo que detuvo Alberto y acabó encontrando llegando el premio cuando un balón prolongado por Piqué, quien ya ejercía de delantero centro, lo enganchó Dembele para marcar por bajo.
Se daban por buenas las tablas después del sufrimiento, pero el pistolero Luis Suárez tenía aún una bala postrera guardada en la recámara, que disparó recogiendo un buen centro en el segundo palo. Un tanto que vale tres puntos en una noche complicada, donde la versión más práctica de los azulgrana apagó un incendio para seguir haciendo de Vallecas un lugar idóneo. Esta vez menos que otras.
