El patio de Leo Messi
El Barcelona se adueñó del derbi contra el Espanyol en el RCDE Stadium (0-4) con un monólogo que inició y cerró Leo Messi de falta y al que contribuyeron Dembélé y Luis Suárez, un repertorio ofensivo incontestable para el anfitrión, superado en todo momento.
Al descanso los blanquiazules ya perdían por un contundente 0-3 y en la reanudación no pudieron sobreponerse. De hecho, fueron varios los aficionados pericos que abandonaron su asiento. El resultado, además del fuerte varapalo, supone la cuarta derrota seguida de los locales en LaLiga Santander, confirmando su peor dinámica del curso.
El Espanyol, con un planteamiento ligeramente más defensivo que en anteriores compromisos, salió bien plantado atrás. En los primeros compases, los azulgranas no se acercaron con claridad suficiente al área de Diego López, mientras que el anfitrión dispuso de alguna contra muy tímida de Borja Iglesias.
La maquinaria ofensiva del Barça, pese a no tener oportunidades diáfanas, empujaba a los blanquiazules a la línea de fondo. Su presión dificultaba mucho a los de Rubi salir con el balón controlado. Al final, llegó el premio. Una falta desde 20 metros que Messi mandó pegada al palo izquierdo para firmar el 0-1 en el minuto 18.
Poco después, Luis Suárez intentó aprovecharse de los instantes de conmoción del Espanyol, pero Diego López atajó su disparo a bocajarro. Los locales se recuperaron pronto y Víctor Sánchez remató de cabeza un centro de Javi López, aunque sin acierto. Les faltaba toda la puntería que le sobraba al Barça.
En el minuto 26, los de Valverde abrieron brecha con un latigazo cruzado de Dembélé. El francés definió con gran precisión una vistosa jugada de Messi a la contra, que lo hizo todo bien, pero prefirió pasar el balón a su compañero. El 0-2 supuso un mazazo duro para los blanquiazules.
El Espanyol no tenía buena pinta. Además de la distancia en el marcador, cometía imprecisiones en zonas de riesgo y tenía serias dificultades para controlar el balón. En el 37, el Barça pudo marcar el tercero, aunque la fortuna se alió con los locales: Rakitic estrelló el balón contra el meta y Suárez mandó el rechace al palo.
El uruguayo, pese a todo, subsanó su error justo antes del descanso. El ariete llegó hasta la línea de fondo y pasó la pelota por debajo de las piernas Diego López. El RCDE Stadium enmudeció con el 0-3 y el árbitro pitó el final de la primera mitad. El Barcelona tenía el partido donde quería.
El Espanyol se fue a los vestuarios hundido, pero se levantó en la reanudación. Sin embargo, Messi se encargó de frenar esta actitud de cuajo.
El argentino dijo basta y endosó el 0-4 al fusilar otra falta directa en el minuto 65. Algunos aficionados pericos ya no aguantaron ni un segundo más la actuación estelar del '10' azulgrana abandonaron su estadio antes de tiempo.
Los blanquiazules intentaban maquillar su imagen y Rubi alineó a más jugadores ofensivos. Óscar Duarte incluso marcó el 1-4, pero el VAR, tras una larga deliberación, lo anuló por fuera de juego. No era el día del Espanyol, que había perdido muchas de las señas de identidad que le han colocado en la zona noble de la tabla.
El partido se había convertido en casi un monólogo del Barcelona. El anfitrión hacía muchos minutos que había dicho adiós al partido. El ambiente en el RCDE Stadium se había apagado y el Barcelona jugaba sin preocupaciones, buscando el quinto de la noche con las gradas cada vez más vacías, que no llegó.