A Messi le da igual que la oficina esté en Miami o en Montilivi

Se jugó en Montilivi el Girona-Barcelona. El escenario habitual, pensarán muchos a priori. Pero conviene echar la vista atrás, con aquella guerra abierta entre Rubiales y Tebas para llevarse este encuentro a Miami. El presidente de LaLiga Santander aseguró una y otra vez que se jugaría en tierras americanas e incluso llegó a apostarse 10.000 dólares a que Miami sería la ciudad elegida para disputar el partido. Rubiales, con algo más de calma, insistía una y otra vez en que la RFEF era el máximo organismo del fútbol español y LaLiga no le había solicitado permiso.

Se mostró favorable el Girona y también en un primer momento el Barcelona, pero el equipo blaugrana llegó un punto en el que tuvo que declinar la propuesta. Había pasado demasiado tiempo sin que se tomara una decisión definitiva, así que ya no había cambio posible: el partido se jugaría en Montilivi. Y ese partido llegó este domingo, en Montilivi. "Welcome to Miami", bromeaban con algunas pancartas los aficionados del Girona en los alrededores del estadio. Unas bromas que se apagaron luego a los pocos minutos, cuando Semedo marcó el 0-1 para el Barça y empezó a encarrilar el partido.

Lo cierto es que el Girona estuvo bastante cerca del empate por momentos, pero Ter Stegen se hizo gigante ante las ocasiones de Stuani, que tuvo más de una. La entrada de Arthur y la expulsión de Bernardo terminaron de aportar equilibrio al equipo de Valverde, que acabó sentenciando el partido por medio de, sorpresa, Leo Messi. El argentino, de repente, se encontró en un mano a mano ante Bono con toda la tranquilidad del mundo. Otros habrían definido a un costado, muchos hubieran intentado un recorte al portero, pero Messi es único: picadita sobre Bono y 0-2 partido resuelto.

Montilivi, así pues, territorio conquistado para Messi. Era uno de los pocos estadios en los que todavía no había marcado el argentino, aunque a su favor hay que decir que sólo había jugado allí en dos ocasiones y una de ellas había sido con el filial. Estuvo algo fallón el '10' de cara a portería, pues tuvo ocasiones para hacer su segundo e incluso tercer tanto en su cuenta personal, pero se encontró con Bono. El trabajo, en cualquier caso, ya estaba hecho: en Montilivi o Miami, para Messi marcar es como un día más en la oficina.