La destitución o no de Ronald Koeman como entrenador del FC Barcelona es la primera de las grandes decisiones que tendrá que tomar Joan Laporta en su segunda etapa en el club. Este domingo el equipo azulgrana acabará LaLiga Santander en casa del Eibar y después llegará el momento de la reunión definitiva entre presidente y técnico.
El neerlandés ha repetido en rueda de prensa que sería una vez finalizada la temporada cuando se reuniría con Laporta para ver qué pasa con su futuro. Koeman reconoce que, si de él dependiese, seguiría dirigiendo al conjunto azulgrana, pero la directiva no lo tendría tan claro.
Xavi Hernández es la opción que más gusta al presidente culé pero tampoco hay unanimidad a la hora de contratar al actual técnico del Al Saad. Una situación que recuerda mucho a la vivida en 2008 con una decisión que cambió la historia del Barcelona.
Por aquel entonces, con Joan Laporta también como presidente, Frank Rijkaard ponía punto y final a su etapa al frente del banquillo blaugrana. Una época dorada con la conquista de la segunda Champions del club y dos ligas, aunque el técnico no supo gestionar un vestuario que acabó roto con Ronaldinho o Samuel Eto'o como grandes egos de esa plantilla.
José Mourinho era el nombre favorito de muchos de los integrantes de la junta directiva por aquel entonces, pero Laporta tenía en mente un nuevo y revolucionario nombre: Pep Guardiola. El técnico del filial apenas contaba con un año de experiencia como entrenador, en el que había logrado el ascenso a Segunda B.
Sin embargo, Laporta y Cruyff tenían claro que el de Santpedor debía tomar el rumbo del equipo y finalmente le anunciaron como entrenador del Barça. Su llegada fue sorprendente, anunciando que Ronaldinho, Deco y Eto'o debía buscarse equipo, aunque el tiempo le dio la razón.
Un fichaje que no pudo resultar más acertado ya que el Barça viviría los mejores años de su historia con la conquista de dos UEFA Champions League, tres campeonatos de LaLiga Santander, un sextete en 2009 y un fútbol que jamás se había visto sobre un terreno de juego. ¿Sucederá lo mismo con Koeman y Xavi?