Deyverson grita 'sí se puede'

El Levante UD vuelve a respirar. No saca la cabeza, puesto que sigue en puestos de descenso, pero en un partido muy trabado hasta bien entrada la segunda mitad logró imponerse por 2-1 al Rayo Vallecano en una velada que dominó desde el primer minuto hasta el último. El llamado a ser el héroe o el rayo de esperanza para los levantinistas era Mauricio Cuero pero fueron los milagreros habituales, los dos jugadores con más calidad del equipo, Deyverson y Morales, los que volvieron a hacer creer a la parroquia azulgrana en el 'sí se puede'.

La historia del fútbol no se resentirá si se borra la primera mitad de sus registros. Los dos equipos demostraron por qué son el penúltimo y el último clasificado de la Primera División aunque el Rayo, en teoría la quintaesencia del fútbol de los modestos, más por incomparecencia que por otra cosa. El Levante presionaba, como toca, con mucha intensidad su salida de balón y dominaba pero, de nuevo, cuando tocaba sacar una idea genial para habilitar la posición de golear a sus delanteros, se venía abajo. Era tal la falta de claridad de ideas en los metros finales que el primero en intentar golpear fue el conjunto de Paco Jémez, con un disparo desde el lateral del área tras recortar hacia afuera que atajó Mariño sin problemas.
El partido estaba marcado de inicio por el debut, directamente como titular, de Cuero con el Levante y su primera aparición digna de ser nombrada fue cuando estuvo a punto de arrebatarle la pelota a Yoel tras cederle la pelota atrás un defensa visitante. El colombiano corrió a estorbar el saque y llegó a tocar aunque no con la suerte suficiente como para quedarse con la posesión. El ex de Banfield estuvo más impetuoso que acertado aunque, a falta de poco para el final del primer tiempo, le dio tiempo a pelear el esférico en banda derecha y colocarla al corazón del área, donde Ghilas peleó y remató con la puntera pero el cuero se perdió rozando el palo derecho de la portería rayista.
En el arranque del segundo tiempo, no se advirtió tampoco presencia activa de los madrileños sobre el terreno de juego. No es que el Levante fuese la bomba pero Rubi hizo una declaración de intenciones metiendo en el campo a Deyverson, un delantero, en sustitución de Simao Mate. Curiosamente, hasta que no regresó al 4-1-4-1 con un punta no le fue bien. Pero antes de eso, Morales, uno de los protagonistas del partido, se echó el mundo por montera y en el 52' en una de sus clásicas incursiones por la izquierda intentó batir a Yoel con un zurdazo. Casi sin tener tiempo para respirar, Deyverson correría una rápida contra para anotarse una importante ocasión de anotar en su cuenta con otro disparo con la izquierda que a punto estuvo de entrar pero lo cruzó un poquito más de la cuenta.
A partir de ese momento, el encuentro se trabó hasta que entró el salvador del equipo azulgrana en la presente temporada y no es otro que, con sus extravagancias, Deyverson Silva. El brasileño abrió la lata con un gol marca de la casa que nació de un centro desde el costado de Toño que el ariete, de primeras, hizo bueno con una volea de izquierdas que hizo imposible cualquier reacción de Yoel. El Ciutat de València explotó, pasó de la impotencia al éxtasis, tanto que el delantero se contagió y vio la amarilla tras subirse a la grada para celebrarlo. Era el 72' pero no iba a ser el primer tanto de los de Rubi ya que el otro futbolista más activo del equipo, José Morales, iba a marcar el segundo de la cuenta valenciana. El madrileño recogió el esférico en el vértice izquierdo del área, recortó dos veces a su par y con un tiro ajustado superó al meta gallego.
Era el 2-0 y, siendo el minuto 81', parecía la sentencia y un respiro para un Levante más necesitado que, de perder, se habría complicado mucho las cosas. Sin embargo, nunca fue fácil para el Levante y se encargó de recordárselo Pablo Hernández, un ex valencianista por cierto. Dos minutos más tarde del segundo tanto local, el extremo adoptó una pelota muerta en el área levantinista y con un tiro preciso y raso con la zurda superó a Diego Mariño, que no había tenido demasiados problemas hasta ese momento. Sin embargo, el encuentro no dio para más y los tres puntos se quedaron en el Ciutat de València, que una vez más no se rindió.