Cuarenta y dos jornadas son molto Longo

El líder de la Liga 1|2|3 se tambalea. Un Levante UD irreconocible se estrelló en Montilivi (2-1) frente al Girona y lo peor de todo no fue la derrota, no fue el 2-1 sino la imagen y las sensaciones ofrecidos por el conjunto de Juan Ramón López Muñiz. Sin pegada, casi sin ocasiones a no ser por la entrada de Rafael Martins, agotadas las ideas y eso lo aprovechó un conjunto de Pablo Machín que encadenó su cuarto triunfo consecutivo y se pone a un punto en la clasificación, aunque con un partido más disputado. Longo y Ramalho, en dos fallos defensivos, le pusieron el descabello a una escuadra levantinista que lleva un mes trastabillándose y que de momento sobrevive de las rentas de su gran arranque liguero en lo alto de la clasificación.

 
El conjunto catalán se presentaba en este encuentro henchido de confianza, con tres victorias seguidas y cinco partidos sin perder. Los de Muñiz, además, cayeron en la trampa, en la madeja que tenía tejida su adversario tanto en defensa, con su característica zaga de tres centrales, y un centro del campo muy poblado en el que ni con Espinosa lograron meter un hueco para encontrar a Roger y la portería contraria. Tampoco el ritmo desplegado por los valencianos era para volverse loco y, pese a ello, el Levante gozó de algunas ocasiones, tímidas, pírricas, más por el empeño de Jason, que se desplegaba tanto en ataque como en defensa. La más clara llegó en el 37', con el gallego entrando por el pasillo central y recurriendo al recurso del punterón con el que la pelota se perdió rozando el palo izquierdo.
El Levante cayó en la tela de araña del Girona, vivía del empeño de Jason y, justo cuando empezaba a desplegar su mejor fútbol, recibió el golpetazo en forma de gol de Longo en un nuevo error de defensa y portero
Pero fue tan sólo un espejismo dentro del desierto azulgrana, con muchas dudas porque, no en vano, entre el partido aplazado frente al Rayo y los tropiezos contra Cádiz y Girona llegaba a Montilivi con casi un mes (6 de noviebre) acumulado sin saborear las mieles de la victoria. Los de Machín, además de incomodar mucho el fútbol de los Espinosa, cuya entrada no dio resultado a los visitantes, o Campaña, apretaban mucho por banda tanto arriba como en la retaguardia. Y eso que el Levante tuvo la suerte de que se lesionase Borja García, que recibió un fuerte golpe en el costado y dejó paso a Cristian Herrera. De todos modos, la primera ocasión era para el conjunto de Orriols, con una internada de Jason, que dejó atrás para que Campaña rematase con el interior aunque de forma muy defectuosa.
Tampoco es que el Girona cosiese a disparos al Levante en los primeros 45 minutos. Tan sólo, hasta el primer gol, un cabezazo de Alcalá muy desviado tras un saque desde la esquina. Quizá precisamente por ese dejarse llevar de los locales la escuadra granota fue creciendo poco a poco, quitándose de encima la 'presión' clasificatoria y saliendo del hoyo, trepando, a base de combinaciones de su triángulo Insa-Campaña-Espinosa. Parecía que los visitantes se rehabilitaban y, justo cuando más dominaban, llegó el gran golpetazo. Granell colgó el esférico al área como el que juega a la lotería y el bombo sacó su bolita. Ni Postigo ni Raúl Fernández se animaron a despejar, el uno por el otro y quien sí que metió el pie fue Longo para enviar el esférico al fondo de las mallas.
El italiano castigó la indecisión de los granotas, en este partido y concretamente en estas acciones a lo largo de la temporada, pues ya le han costado varios goles en contra a los levantinistas y no se hace nada por solucionarlo. Pero Longo no tuvo presencia sólo en esta acción ya que la figura del atacante cedido por el Inter fue creciendo y creciendo hasta ser un peligro constante para su adversario. En el 52', demostró su estado de confianza sacándose una chilena tras un balón prolongado por Herrera y ante el que, de nuevo, la defensa se quedaba mirando sin salir al paso para despejarla.

La artillería de Muñiz sólo sirvió para maquillar el marcador

A Muñiz, que esperó para comprobar si las buenas sensaciones del final del primer tiempo se plasmaban en algo positivo, no le quedó otra tras el 1-0 que meter artillería y la entrada de Casadesús amagó con dar sus frutos. En el 60', el Levante empezaba a saltarse etapas y a meter el cuero directamente en las cercanías de René. En una de esas, el mallorquín la tocó por arriba y Postigo empaló aunque muy por encima del larguero, a lo que contestó Longo con un disparo desde la frontal que atajó sin problemas por abajo Raúl. Y, poco después, otro mazazo para los de Muñiz en una jugada que se ha visto veces y veces en esta 2016-17. Una falta lejana, el balón recorriendo 30 metros por el aire y Ramalho, solo de toda soledad, cabeceando a gol.
El Levante estaba irreconocible y eso que en jornadas anteriores ya había advertido que amenazaba con meterse en un bache. El 3-0 pudo llegar enseguida no con una ocasión de Longo, sino con un doble disparo que se encontró por dos veces con la presencia del portero levantinista. Al final, el conjunto granota pudo maquillar el marcador con un gol de Rafael Martins en el 89', después de un centro de Jason que golpeó en un defensa local y dejó al brasileño empalar a placer. El de Santos ya había tenido una ocasión nada más entrar, con un zurdazo muy tímido que interceptó René. Pero el gol fue anecdótico, ya que le dio más alas a los locales que a los valencianos y los últimos minutos sólo sirvieron para calentar el encuentro y para que se viese un rosario de tarjetas amarillas que le costará muy caro a la escuadra de Orriols.