El partido frente al Real Zaragoza en La Romareda era otro buen banco de pruebas para que Paco López siguiese puliendo tanto los defectos como las virtudes del Levante UD. En el lado positivo, empiezan a generarse sociedades interesantes como la que formaron Prcic y Campaña en el eje de la medular o Toño y Rubén Rochina por el flanco izquierdo. Este último y su buen estado de forma, tras sus problemas de adaptación desde que llegó el año pasado en el mercado de enero, también están en el haber de este verano. En lo negativo, otro gol encajado tras centro lateral aunque en una jugada muy afinada de los de Idiakez. Por otro lado, hay que hacer un informe de lo que aportaron los recién incorporados al Levante UD.
Empezando desde atrás, el portero vasco estuvo muy atento a las ocasiones de peligro generadas por el Zaragoza, especialmente en una intervención ante Marc Gual a bocajarro en la primera mitad y otro tiro de Pombo a pase de Javi Ros ante el que se adelantó el de Mondragón. Ya en la tanda de penaltis, Aitor detuvo dos lanzamientos, poniendo en bandeja el triunfo a los granotas.
Ante la ausencia de Vukcevic, a Prcic, como ya se advirtió que podía suceder alguna vez, le tocó actuar como escoba en el centro del campo. El francés no se complicó la vida, con pases cortos seguros y sosteniendo al equipo desde su posición de '6'. En los compases finales del primer tiempo se animó a subir pero su disparo, muy lejano, se marchó fuera.
Quizá el más gris en cuanto a las caras nuevas, casi siempre actuando en banda derecha. El nigeriano no se animó a dar rienda suelta a su velocidad y tampoco puso centros buenos a los hombres de referencia dentro del área.
El gol se le resiste pero cada vez lo ronda con más peligro. En el 19', tras un buen pase de Toño, su disparo se encontró con una parada muy buena de Cristian Álvarez. Luego, remató arriba cuando no se esperaba que le llegase la pelota tras un mal despeje de un córner de James. El ghanés además protagonizó otra buena acción en el primer tiempo, rompiendo a un defensa con una bicicleta eléctrica pero su centro no le llegó a Moses Simon por poco, que aguardaba en el segundo palo, al despejar in extremis un zaguero.