Ilusión
Según la RAE, “esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo”. En granota moderno lo fue el volver a Primera. Y se consiguió. Luego mantenerse. Y se consiguió. Casi inimaginable, jugar en Europa. ¡Tachado de la lista! Y ahora sería jugar una final de Copa. ¿Y por qué no? El que quiera que se suba al carro. El que no que se quede. Aguafiestas los justos. En mi caso soy positivo y feliz por naturaleza. En mi vida en general. ¿No lo voy a ser con esto? Prefiero soñar y si luego no, no pasa nada. Ni era el objetivo. Ni se acaba el mundo. Siempre habrá cosas más importantes. Pero el cosquilleo hasta que despiertas no te lo quita nadie.
Ilusión también es ser defensa de CA Osasuna y querer que tu nombre completo quepa en la camiseta. Facundo Roncaglia. Facu, para los amigos. ¡Con un par! Si lo hizo Vennegoor of Hesselink (o como se diga)... Fíjate el nivel de fantasía que se acaba enero y pasamos hasta de fichajes. Cuando todos los años nos agarrábamos al mercadeo postnavideño casi como única vía de salvación. Luego llegaban Sadiku, Juan Muñoz, José Mari o Nagore y era peor que el impopular: “Los Reyes son los padres”. Ese primer guantazo de la vida. ¿Pur qué? Hay cosas tan inevitables como inmerecidas. Que por un lado, volviendo a lo de fichar, dices, mejor. Sinónimo de tranquilidad. De calma. Cero agobios. No ansiedad. Al menos por ahora. Tiempo atrás nos valía hasta Lucas Orban. Colega del Facu. Menos da una piedra… Es lo que tiene ir a las rebajas los últimos días y sin dinero. Que a lo que llegas, queda poco y encima no suele haber tu talla. Pues este año, ¡ni eso! Pa qué.
Pero está la Copa. Yo siempre fui de los de ‘tirarla’ antes de empezar. La de antes. Ese formato diseñado, sin tapujos, para los poderosos. La de ahora no. La de ahora mola. A cara de perro. Todo o nada. Me sobra la vuelta de las semis. Aunque igual ya era abusar. Confío algún día verlo todo a vida o muerte. La de antes era absurda. Mejor ni presentarse al primer partido y una cosa menos. Te ahorrabas el viaje. Era un medio marrón donde encima cualquiera le podía pintar la cara a tus suplentes y encima luego ya no te valen para nada. A veces les salía mal, eso sí, a esos omnipotentes. Demasiado de sobrados iban algunos. Otro guantazo irremediable. Véase ‘Alcorconazo’ y sus sinónimos. En lo que llevamos de Siglo XXI muchos modestos han tenido su momento de gloria. Alavés, no hace mucho. Getafe, Mallorca, Osasuna, Betis… ¡hasta el Recreativo ha jugado una final! Y por qué no puede ser éste el del Levante.
La Copa de ahora no. La de ahora mola. A cara de perro. Todo o nada. Me sobra la vuelta de las semis
Me da igual el sorteo. Y lo digo en serio. Y las bolas calientes, también. Quizá el Sevilla FC asusta un poco más. Que se lo digan al vecino. Pero de verdad, a un partido, vale todo. Por eso digo que es una pena que las semis no sean igual. Aunque no vamos a adelantarnos. Nunca se sabe qué puede ser mejor o peor. Ya llegará. Ahora, la realidad es que estás a una ronda de hacer historia. De unas semifinales de Copa. Y luego, pasar de ahí ya… ¡buffff! En estos últimos años el levantinismo viene demandando un pasito más, un seguir creciendo, un no salvarte sufriendo en la última jornada. Pues ahí lo tienes. ¡Jugar una final! Ya bastaría con las semis. Lo nunca visto. Pues imagínate una final. ¡Una final! De locos. Cuanto más lo repito, más lo veo. El carro ya va en marcha. Estáis a tiempo. Yo conduzco.
Víctor López
Periodista