Que siga el juego
Hace ya casi una semana que el Levante UD protagonizó, seguramente, uno de sus partidos más flojos de los últimos años. Y lo cierto es que no es posible señalar a nadie, pues todos los jugadores estuvieron desacertados por igual, pocos se salvaron de lo que fue el desastre. Con esto, se empezó a pensar quien debía ser el señalado, si futbolistas o entrenador, pero cabe recordar que aquí todos trabajan por igual. El central no es peor que el delantero a la hora de tener un fallo, que esta cuestión se pasa bastante por alto en el mundo del fútbol. Si fallas en defensa, te marcan, pero si no anotas ningún también complicado pasar del empate, como mucho.
Sin embargo, a la hora de hablar del partido que el Levante hizo contra la SD Huesca hay una palabra que suena por encima del resto en la cabeza de los granotas: relajación. Parecía que la posición en la tabla del rival influía a la hora de saltar al césped, que puede ser mejor vencer al líder que al colista pero, lo cierto, es que al fin y al cabo hay tres puntos en juego igual de importantes. Si no, ¿qué se espera esta semana contra la SD Éibar, en un estadio donde todavía no se ha conseguido ni una victoria? Recordemos que LaLiga la forman 20 equipos, y hay que plantar cara a todos por igual.
A falta de nueve jornadas por disputar, parece que el trabajo ya esté hecho. Que se sepa, la permanencia todavía no es matemática, así que tampoco entiendo demasiado a aquellos que hace un par de semanas, cuando se venía de una buena racha, hablaron de los puestos europeos. Está bien plantearse objetivos más bonitos, pero realistas, que el sueño de este año ha sido llegar a las semifinales de Copa del Rey. Eso sí, con el objetivo principal a certificado, no estaría de más mirar alto, pero primero será necesario pensar en la filosofía del ‘partido a partido’. De momento, toca ir a Ipurúa. Que siga el juego.