'CoronaViera'
Es, sin ninguna duda, el tema estrella de las últimas semanas. El famoso virus procedente de China llena todos los telediarios, portales digitales de información y boletines de radio, creando una alarma social que va in crescendo a pasos agigantados.
No es tan sonado como el asiático, pero la UD Las Palmas sufre y padece el suyo propio. Los síntomas son claros y evidentes. Goteo continuo de lesiones, dolor de cabeza (sobre todo para Mel a la hora de hacer las alineaciones), escalofríos de juego y dificultad para marcar. En definitiva, un resfriado futbolístico de libro.
El desencadenante de este mal, la no continuidad de Jonathan Viera. Aunque algunos quieran quitarle trascendencia, la tiene. Tanto que el equipo, desde su marcha, no es capaz de ganar. Y ya van seis partidos. Tras su última participación con la camiseta amarilla a finales de diciembre, el balance es preocupante: tres empates y tres derrotas. A todo ello se suma un problema real de cara a portería. Tan solo tres goles a favor en lo que va de 2020, y uno de ellos ni siquiera llevó la firma de un jugador amarillo.
Son algunas de las contraindicaciones que supone contar con una estrella de tal calibre tan solo para la mitad de la competición. Incluso en cuanto a la planificación, ya que algunas de las necesidades reales de la plantilla quedaron en segundo plano por esperar el milagro hasta el último día del mercado.
Y ahora, ¿cuál es la solución para este virus? ¿La cura? ¿El antídoto? Primero, asumir de una vez por todas la ausencia del mago de La Feria. Tanto el entrenador como los jugadores. Después, una pastillita de Victoriol 500... y a por los tres puntos contra el Cádiz.
