El Málaga se topa con el Espanyol y el árbitro
Ismael Touat IIIEl Málaga se topó con el Espanyol y Delgado Ferreiro en un partido en el que decidieron los numerosos errores del árbitro vasco. El día que la Federación se cebó con Duda, la actuación del trencilla influyó sobremanera en encuentro igualado
hasta el tanto de Pizzi que desequilibró definitivamente la balanza. Derrota dolorosa para un conjunto de Schuster que supo reaccionar al primer tanto y mostró carácter y firmeza para buscar la victoria. En vez de llegar el gol, llegó la infamia arbitral.
Al margen del resultado, el partido deja la conclusión de que el Málaga ya tiene estilo pese a las bajas. En una noche emotiva por los diversos homenajes al aficionado del 'Frente Bokerón' fallecido, el conjunto blanquiazul supo a qué jugar e hizo méritos para opositar a los tres puntos. Delgado Ferreiro, que cierto es que no determinó fuera de juego en el gol de Pablo Pérez, le obliga que remar todavía más.
La primera parte no pasará al recuerdo blanquiazul. Hasta que llegaron los goles, pocos detalles vistosos de un Málaga que se encomendó al balón largo para encontrar a Roque Santa Cruz o a los disparos de un Sergi Darder al que siempre le faltan un par de centímetros para macar. El Espanyol sufría por el buen trabajo del paraguayo entre sus centrales, pero encontraba desahogo en la banda izquierda de la zaga local. Entre la escasa concentración de Antunes y el lógico poco ritmo de Weligton, el cuadro periquito siempre generó peligro por ese carril, con Córdoba como punta de lanza. El primer gol de la contienda, no obstante, fue obra de Sergio García, que vio el boquete en esa zona y aprovechó un delicioso servicio de Stuani.
El Málaga reaccionó al instante. El conjunto de Schuster no brilla, pero hace jornadas que se sacudió los miedos. Combinó rápido, recibió Pablo Pérez y fusiló con eficacia a Casilla. El argentino dudó al tirar, y con razón, pues estaba en fuera de juego. El Málaga colocó las tablas en el marcador y confirmó que, pese a las bajas, es un equipo reconocible. Claro que tener un sello no implica dejar de sufrir. Por eso es una garantía contar con Willy Caballero, que evitó dos mano a mano prácticamente seguidos, primero de Pizzi y luego de Sidnei, poco antes del descanso. A Sabella le siguen pitando los oídos.
La segunda parte mantuvo la línea de la primera, aunque hubo matices: el Málaga atacó más, pero se partió más. La ausencia de Duda también hacía notorias las dificultades del Málaga para hilvanar jugadas con sentido. Al perder equilibrio en el centro del campo, cada cabalgada del Espanyol era un dolor, como un balón bombeado que ni Córdoba ni Stuani acertaron a rematar. El Málaga respondía con un par de disparos de Amrabat que detuvo Casilla y un buen servicio de Pablo Pérez que Roque no supo conectar con la zurda.
Con el partido abierto y el Málaga volcado sobre la meta de Casilla, la derrota fue manufacturada en tres minutos de vergüenza de Delgado Ferreiro, empeñado en ser protagonista. De no pitar un penalti sobre Iakovenko se pasó al gol de Pizzi. Cierto es que el Espanyol aprovechó la fragilidad del Málaga en el repliegue, pero el ucraniano fue objeto de un penalti evidente. La actuación del trencilla vasco tuvo otro capítulo cuando un momento después decidió mostrar una injusta segunda amarilla a Pablo Pérez, bastante más activo en la segunda mitad.
El Málaga sacó orgullo e intentó el empate, aunque le faltó acierto y determinación. Ni El Hamdaoui ni Iakovenko estuvieron finos ante Casilla. El Espanyol pudo sentenciar, pero Willy Caballero evitó que los de Aguirre engordaran la cuenta y una derrota que hace daño.