Un tuerto visita Málaga

Al Málaga le ha visitado un tuerto en La Rosaleda. Porque de cualquier otro modo es complicado explicar que la derrota ante el Espanyol, por 0-2 además. El equipo de Gracia puso todo de su parte, pero no fue capaz de marcar ni de penalti.
Amrabat fue titular, pero al futbolista holandés no le salen las cosas. Generó algunas acciones de peligro, pero sus disparos chocaban en el muro perico constantemente. Y en Casilla, que le paró todo lo que fue a portería, incluido un penalti.
Podía jugar mejor el Málaga, lo ha hecho en otras citas, pero tenía una marcha más que el Espanyol. La actitud del equipo de Gracia en la primera mitad nada tenía que ver con el último que se vio ante el Levante. Tuvo la actitud, decíamos, y tuvo la intención. Quiso el balón, quiso mandar y dejó al Espanyol que jugase con negras, que era lo que quería.
El equipo blanquiazul no fue profundo, no amenazó con fuerza, pero siempre rondaba la portería de Kiko Casilla. Samu tuvo un cabezazo que se marchó fuera, Amrabat forzó al guardameta internacional a hacer una grandísima parada (menudo latigazo soltó al holandés, que regresaba a la titularidad) y Boka lanzó una falta directa que llevaba buena dirección pero que golpeó en un zaguero.
En suma no parece mucho bagaje, pero el Málaga desprendía esencia, era un comienzo. Y el Espanyol casi ni se asomaba salvo alguna acción de Sergio García y poco más. Pues llegó el azote...
Pasaba el minuto 40 cuando una falta lateral al corazón del área del Málaga lo aprovechó Álvaro para castigar a los de Gracia. Angeleri midió mal y el defensa pudo colarse entre él y Camacho para hacer un golazo. Imposible para Kameni.
Todo el guapo que llevaba subido el Málaga se convirtió en caras largas, de incredulidad. Sin embargo el equipo tiró de carácter y fue decididamente a por el empate. Con tantas ganas que en nuevo minutos había visto tres tarjetas amarillas (y merecidas).
Llegaban las ocasiones. El colegiado se inventó un fuera de jugo de Juanmi en una ocasión clara. El Málaga devoraba cada palmo de césped. Amrabat, Samu, Darder... Vendaval de ocasiones. Unas las desactivó el colegiado con sus 'orsays', alguna otra Casilla y sus defensas, que trataban de apagar el fuego como podía.
Sergio movió algo su equipo, pero el Málaga estaba desatado. Llegaba y llegaba, sólo necesitaba transformar ese dominio en algo tangible. El que más cerca estuvo fue Weligton, que marcó de cabeza a centro de Boka, pero su tanto fue anulado por fuera de juego. En esta ocasión sí acertó el colegiado.
El entrenador del Espanyol quiso amarrar el partido y dio entrada a Colotto para formar una defensa de tres. Y le salió mal. Tras una accidentada salida de Casilla, Javi Guerra consiguió un disparo franco con todo a su favor. Y el balón se estrelló contra el travesaño. En principio Gil Manzano dejó seguir, pero el Málaga reclamaba algo. Y de pronto estaba señalando los once metros y sacando una roja. Tenía sus razones. Colotto había hecho una estirada espectacular como si fuese un portero, tocando el balón con la punta de sus dedos en ese disparo de Guerra.
Parecía que al fin obtendría sus frutos el equipo malagueño. Penalti para Amrabat, que tomó poca carrerilla. El tiempo suspendido... y... el delantero disparó flojo y al lado donde se había lanzado Casilla. Y aunque el acoso siguió y siguió, no era la noche para el Málaga. Encima el castigo final, en una contra pasado el 92, el Espanyol cerró la cita con un gol de Sergio García, que se fue dolorido tras chocar con Kameni.
El dolor del delantero del Espanyol es físico. El dolor de los jugdores del Málaga, moral. Ahora hay que saber gestionar esta situación. Sigue cómodo en la tabla y no tiene presión, pero si quiere soñar con algo más, debe mejorar en las dos áreas.