El conformismo se paga
El Málaga regaló los puntos, los tres, al Celta. La victoria en Balaídos (1-0) fue para el conjunto gallego pero no porque fallara Tissone un control en su área, que también, sino porque lo buscó más que un Málaga que se conformaba con el empate. Se conformaron con el punto los jugadores, incapaces de hincarle el diente a un Celta expuesto y fácil de herir. Se conformó Javi Gracia, que, aun teniendo a Guerra en el banquillo para cazar alguna, metió a Recio para contemporizar. Y lo pagaron, futbolistas y técnico. No se entendieron ni la actitud de unos ni las decisiones de otro cuando se le podía meter perfectamente mano al Celta. Pero quien no busca la gloria, no tiene suerte. Y el infortunio apareció en mal control de Tissone y gol matador de Nolito.
La primera parte no pasará a los libros de historia malaguista. Se podría resumir con que el Celta fue bastante mejor que el Málaga. Se podría decir que, sin mostrar la electricidad de su anterior encuentro ante el Madrid, el Celta fue superior y creó el pánico tirando de un par de recursos: tirar balones a la olla de Kameni y los regates de Nolito. Cada internada del gaditano sembraba el terror. Pero ni él ni Charles embocaron ninguna, tampoco Fontás cuando lo tenía todo a favir para batir al camerunés dentro del mismo área blanquiazul.
La primera parte se podría resumir con que el Celta fue mejor, pero resultó que fue el Málaga quien dispuso de la ocasión más clara de los primeros 45 minutos. Duda lanza un caramelo a Amrabat y éste, en el área, le regala otro a Darder. Al balear se le volvieron a apagar las luces y bajar las persianas. Todo a la vez. Porque, cuando tenía todo el tiempo del mundo para batir a Sergio por el ángulo que deseara, la envió a su palo izquierdo. Era más difícil mandarla al poste que marcar. Pero el gol no llegó y sí el descanso. Y bien que lo celebró el Málaga.
Lo celebró porque los cambios, hasta cinco en el once inicial, apenas dieron el aire que demandaba Javi Gracia en la previa. El equipo se limitó a defender y esperar, pero el Celta generaba más peligro del previsto y cada intento de contragolpe visitante quedaba en nada ante el poco fuelle del ataque. Amrabat era un islote en la inmensidad del mar gallego. Pero, las cosas del fútbol, siendo mejor el Celta que el Málaga, el partido se fue al descanso con 0-0.
Se fue al descanso con empate a cero y el Málaga se estiró. Y el Celta se dejó llevar y este frenesí brilló el empuje de Amrabat, que reclamó penalti por una salida defectuosa de Sergio. Si lo pita Hernández Hernández, no habría sido extraño. El conjunto celtiña ama el correcalles y en su juego entró el Málaga, pero Horta, solo en el área, se dejó pillar por los centrales cuando se disponía a fusilar. El portugués evidenció que necesita muchos, muchos partidos.
Claro que el Celta no entrega la cuchara en los encuentros a tumba abierta. El Málaga, estirado, menos encogido que en la primera mitad, fomentó los boquetes en el medio y las respuestas locales no tardaron en llegar. Sí tardará en comprenderse qué hizo Pablo Hernández cuando, solo en boca de gol, echó su cabezazo fuera con Kameni absolutamente vendido tras intentar tapar un primer cabezazo celtiña que fue al larguero. Las ocasiones se sucedían y el encuentro siguió 0-0.
Siguió el 0-0, entró la media hora de envite, el Celta empezó a bajar revoluciones y el Málaga también cayó en el desánimo. La pelota era de propiedad local, pero los de Berizzo ya no irradiaban tanto peligro. Y el Málaga, feliz. Javi Gracia introdujo cambios ofensivos, Castillejo por el desnortado Horta y Juanmi por el fundido Duda, pero faltó intención, faltó buscar ir a hacer sangre. Y eso que pudo llegar el gol del Málaga tras un balón largo que cazó a Amrabat en carrera pero no pudo definir cuando ya se había librado del marcaje del defensa.
Faltó deseo en el césped y en el banquillo. Porque para qué meter a Guerra para terminar de tocar arrebato cuando puedes meter a Recio. Para qué ir a por la victoria cuando puedes empatar. Para qué, si el Celta te puede hacer pagar el inconformismo. Nolito perpetró la ejecución. Luego llegarán los lamentos.