Filipenko, del cachondeo a indispensable
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Arriba, abajo, a un lado, al otro... No es un brindis, es el fútbol. Noria, tiovivo y montaña rusa al mismo tiempo. Te encumbra, te mata. Te ama, se ríe de ti. Pongan nombres y apellidos. Digan Egor Filipenko, por qué no. De llegar como refuerzo invernal de cierto caché a servir de cachondeo. De servir como burla a pieza clave en el Málaga para Javi Gracia a día de hoy.
El defensa bielorruso llegó en el pasado mercado de invierno. Una apuesta de Husillos, que defendía su condición de internacional e insistía en que podía rendir desde el primer momento. Pero no era así. Al no manejarse ni siquiera en inglés, su adaptación resultó complicada. Llegó a debutar en Copa ante el Levante y Barral abusó vilmente de él. Desde entonces casi nadie creyó en las posibilidades de este zaguero al que poco más se vio. En realidad, fue todo lo que se le vio, 26 minutos en el torneo del KO, que fue como se quedó él.
Sin embargo, se mantuvo todo el verano, buscando su sitio en el fútbol español, en el Málaga de Gracia, donde le tocaba competir con Weligton, Angeleri y el cedido Albentosa. Los tres básicamente se repartían los minutos a pesar de algún elogio público de Gracia acerca de su profesionalidad. Y llegó la Copa y jugó ante el Mirandés, algo que estaba en el guión. Sin embargo no lo estaba que al entrenador le diese por ponerle de mediocentro defensivo en San Mamés.
En un Málaga huérfano de Camacho y con Tissone sancionado, a Gracia le dio por jugársela con él de pivote ante el Athletic. Jugó medio tiempo y no desentonó. Repitió en Vallecas y ocurrió algo similar, aunque es verdad que mostraba limitaciones de diverso tipo. Pero ya estaba en la rotación, era parte de convocatorias. Aun así, quiso salir en este mercado invernal porque su deseo es jugar más. Pero el Málaga no está por la labor, Gracia a día de hoy le mantiene en un equipo del que han salido dos centrales como Angeleri y Flávio (además de Chen, rebotado en la 'Balona'). Juegue más o menos, está ahí. En Eibar formó pareja con Albentosa. Y no será la última vez que le veamos...