Aparente calma en la vuelta al trabajo del Reus. El club catalán, en una situación crítica, reanudó los entrenamientos con vistas al partido que le enfrenta este domingo al Málaga (20:00 horas, LaLiga123 TV). Aún no está 100% asegurada su presencia en La Rosaleda, aunque la plantilla sí prepara el choque a las órdenes de Xavi Bartolo, que sigue a los mandos en esta marejada. En caso de disputarse el encuentro, la grada malaguista promueve estos días una iniciativa de apoyo a los jugadores rojinegros, que están pasando por momentos delicados con impagos prolongados.
El entrenador dirigió una sesión de tarde donde contó con 23 futbolistas, aunque con astericos. 14 de ellos pertenecen al primer equipo, los nueve restantes componen el filial del Reus, aunque son primordiales para paliar las bajas que sufrió en los últimos días el conjunto catalán. Entre ellas, la del blanquiazul Mikel Villanueva. En el primer grupo se encuentra Karim Yoda e Isaac Cuenca. El primero de ellos está al corriente de pagos, pero su ficha no está tramitada en la LFP. El segundo no tiene contrato con el equipo, pero se ejercita desde principio de temporada con el grupo. En realidad, serían 12 futbolistas de la primera plantilla los que podría utilizar Bartolo para medirse a los de Juan Ramón Muñiz, un número que no implicaría sanción.
Sí estuvieron Jesús Olmo y David Querol que están estudiando la posibilidad de no viajar a la Costa del Sol. Son los últimos jugadores que han denunciado a la entidad y en caso de que no cobren las nóminas adeudadas antes del ocho de enero, en esa fecha tendrían la carta de libertad encima de la mesa para negociar su futuro con el club que cada uno quisiese, lo que agravaría aún más el escenario para un conjunto que está en venta, pero que, de momento, no encuentra comprador que solucione los múltiples problemas financieros que sufre a día de hoy.
Al entrenamiento, en uno de los campos anexos del Estadi Municipal de Reus, acudieron Edgar Badia y Fran Carbià, dos de los cinco que rescindieron, para recoger sus pertenencias y despedirse de los que eran sus compañeros hasta hace unos días. Su visita dilató unos minutos el comienzo de una sesión que transcurrió entre caras largas por los duros momentos que atraviesa el Reus, pero que se desarrolló dentro de unos cánones de normalidad. No estuvo presente ningún miembro de la Junta Directiva encabezada por Joan Oliver, que ya dio su versión de los hechos.