Un punto que acaba sabiendo a gloria

Celebrar un punto ante el antepenúltimo debe sonar raro si uno no ha visto el partido de este sábado en el Nuevo Arcángel. El Málaga lo tenía todo a favor para llevarse el triunfo de tierras cordobesas, pero en esta categoría predecir algo es harto complicado... El Córdoba se adelantó en el minuto 61 y el conjunto blanquiazul fue por detrás hasta el final, hasta el tiempo de descuento, cuando N'Diaye remató con el alma un balón que le cayó en el área con el Málaga volcado en busca del empate. Acabó llegando, pero el equipo necesita un plus para seguir peleando en lo más alto, sobre todo en lo que se refiere a generar ocasiones de gol.

Salía Juan Ramón Muñiz con una variante de cierta relevancia en el once. Harper volvía a la titularidad y partió escorado a la banda izquierda, con Keidi Bare como ancla y N'Diaye y Adrián escoltando al albano. Sin embargo, en el minuto 8 cambió la película. El madrileño cayó lesionado en un lance y tuvo que pedir el cambio. Salió en su lugar Erik Morán, que se colocó como '5'.

Arreón inicial sin premio

Apretó bastante el Málaga desde el comienzo, con profundidad y combinaciones rápidas. La primera llegada peligrosa la protagonizó Iván Alejo, llegando casi a línea de fondo pero sin tino a la hora de ponérsela a N'Diaye, que entraba como un cohete por el centro en busca del primero. También tuvo una Keidi Bare tras otra buena jugada de los blanquiazules, pero su disparo desde la frontal se marchó muy alto.

Supo contener el arreón inicial de los de Muñiz el Córdoba, que poco a poco trataba de estirarse y buscar también sus opciones. En su primer acercamiento, Carrillo recogió un balón en el área en boca de gol y Pau Torres logró sacársela in extremis, una acción en la que el delantero blanquiverde pidió penalti con mucha insistencia. Contacto hubo, pero Vicando Garrido no lo consideró suficiente para decretar pena máxima.

A partir de ahí se emparejaron las fuerzas. Poco brillo por ambas partes. Al Málaga le costaba más llegar con peligro, mientras que en el Córdoba se palpaba cierto (y lógico) miedo a perder, pues su necesidad es máxima. Poco antes del descanso, el Málaga volvió a apretar en campo contrario en busca del primero con infinidad de centros al área desde buenas posiciones, internadas por banda... Pero nadie llegaba a rematar, por lo que esas acciones quedaban en nada.

Mazazo tras el descanso

El equipo necesitaba más claridad de ideas en los metros finales, y Muñiz trató de dárselo metiendo a Ontiveros tras el descanso. Se quedó en la caseta Erik Morán, que pese a entrar en el minuto 8 sustituyendo a Adrián tenía tarjeta amarilla y sufría en las transiciones. La iniciativa tenía que ser del Málaga, que trataba de proponer con más corazón que fútbol. Pero los locales esperaban la suya, y llegó en el minuto 61. N'Diaye llegó tarde a un duelo, y una jugada que en principio no parecía demasiado peligrosa acabó en el 1-0 del Córdoba, obra de De las Cuevas, que recibió solo en el área, se la acomodó y la puso en la escuadra derecha de la portería de Munir.

Mazazo para el Málaga y para los miles de malaguistas que veían cómo su equipo se ponía por detrás en el Nuevo Arcángel. Reaccionó la afición como acostumbra, arrimando el hombro y alentando a los suyos pese al gol en contra. Pero no bastó ese aliento. La más clara, más bien clamorosa, llegó en el 81' en una acción a balón parado. Ontiveros se la puso a Keidi Bare, que la colgó a la olla, pero el cabezazo de N'Diaye lo sacó el valiente Abad, meta local. El rechace lo recogió Seleznyov en boca de gol, y la falló, aunque estaba anulada la acción por fuera de juego.

Cuando todo el malaguismo creía que se iba a ir de vacío del Nuevo Arcángel, apareció N'Diaye, que pasó de villano a héroe. El senegalés recogió un balón en el área en el tiempo de descuento y batió al portero blanquiverde, desatando la locura entre la afición desplazada a tierras califas. Nadie hubiera firmado un punto antes de que comenzara el derbi, pero tras el desarrollo del mismo el empate es para celebrarlo... Y lo hicieron por todo lo alto los más de 2.000 fieles que se hicieron 150 kilómetros para alentar a los suyos.