Menos da una piedra

Pudo ser peor, a la vez que el punto no saca de pobre. Sufrido empate del Málaga CF ante un rival directo como es el Real Oviedo, al que le gana el 'goal average' particular tras firmar las tablas este domingo en el Carlos Tartiere. La noche pudo ser tormentosa tras las incendiarias declaraciones de Víctor Sánchez del Amo en la previa, pero Sadiku, salvador de nuevo, calma las aguas. Menos da una piedra. El cuadro malaguista se trae de Asturias un punto, pero una semana más va a seguir demasiado cerca del descenso.

Salía Víctor con dos cambios obligados en el once. La gran novedad era el canterano Ramón Enríquez, que acompañó a Keidi Bare en el centro del campo y ocupó el lugar del lesionado Adrián. Por otro lado, Luis Hernández, recuperado de su lesión, suplió a su tocayo Muñoz (sancionado) en el eje de la zaga. El resto, los mismos que ante el Lugo.

La primera fue del Málaga, que arrancó intentando dominar la posesión y el partido. En el minuto 8, Sadiku recibió un balón en la frontal, lo protegió bien y se perfiló para sacar un fuerte disparo con su pierna derecha que se fue alto. Pero el Oviedo respondió rápido y también con peligro con un par de llegadas que sembraron el miedo en la zaga blanquiazul. Más allá de esas acciones, poca claridad de ideas por ambas partes hasta que Sangalli se encontró un balón en tres cuartos de campo tras un rechace, se fue de Ramón como si de un alevín se tratara, y batió a Munir por bajo con un disparo centrado y blando que sorprendió al melillense. Error de bulto y de los importantes del internacional marroquí, que no puso bien el cuerpo y vio como el balón le pasó por debajo del tronco cuando la impresión es que parecía sencillo hasta que lo hubiera atrapado.

El tanto dejó tocado al Málaga, que minutos después pudo encajar el segundo. Mier se quedó solo delante de Munir, pero no vio a Bárcenas, que entraban por el centro para rematar en boca de gol y su disparo se fue desviado. No consiguió reponerse el conjunto blanquiazul, totalmente fuera del partido en lo que se refiere a generar fútbol y juego en los primeros 45 minutos salvó alguna aparición aislada de Sadiku, una isla arriba.

Salvador Sadiku

El descanso no espabiló a los de Víctor, que vieron cómo sin cumplirse un minuto desde la reanudación ya habían tenido una clara ocasión y otro remate peligroso de Ortuño desviado. Fue a los diez minutos cuando despertó el Málaga. Marcó de cabeza Mikel Villanueva tras un centro de Keidi Bare, pero el linier lo anuló y el VAR refrendó la decisión del asistente. Estaba mínimamente adelantado el venezolano y el tanto no subió al marcador. El que sí subió fue el penalti que marcó en el 66' Sadiku. Sangre fría la que corre por las venas del albano, que puso las tablas en el electrónico aprovechando una pena máxima cometida por Mier, que sacó la mano en una falta lanzada por Pacheco. De primeras, el árbitro no lo vio, pero el VAR le invitó a revisar la jugada en el monitor situado a pie de campo y Ortiz Arias no tuvo dudas.

El propio Sadiku se guisó y caso se comió otra poco después, pero tras revolverse de manera magistral en el área su derechazo se fue alto. El gol dio alas al Málaga, que buscaba el triunfo en el Tartiere ante un Oviedo tocado tras encajar el 1-1. Olían la sangre los blanquiazules, este domingo de rosa, pero en los metros finales faltó claridad y calidad. Para tratar de paliar eso Víctor dio entrada a Juanpi, al que ni se vio. Pudo pitar otro penalti el colegiado por manos de Christian, pero el VAR en esa ocasión no lo interpretó como tal y quedó en nada. Al final, tablas y reparto de puntos. Otro paso corto y el 'goal average' ganado a un rival directo como el Oviedo.