Secretos de Champions: una camiseta firmada, unos meses sin cobrar y risas a diario
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Siete años desde que el Málaga soñó en grande
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Weligton y un museo con piezas muy preciadas
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El Dortmund recreó hace poco la vuelta de cuartos de final en Twitter
Han corrido ríos de tinta sobre el Málaga CF de Champions, la mejor época del club de Martiricos. Dos temporadas soñando en grande y que culminaron en Dortmund, en una de las noches más negras para el malaguismo. Se van a cumplir siete años ahora de aquello (el conjunto alemán recreó en Twitter la vuelta de la eliminatoria recientemente) y tres futbolistas de aquella plantilla se juntaron para rememorar esos tiempos y desvelar algunos secretos. "Son recuerdos increíbles" repetían Carlos Kameni, Sergio Sánchez y Julio Baptista, a los que reunió el programa Cuando fuimos los mejores de 'Radio Marca'.
"Soy de los primeros en llegar. Me llama Antonio Fernández, el director deportivo, y me dice que hay un proyecto importante. Luego hablo con Pellegrini y siento bastante seguridad y me muevo de Italia para volver al fútbol español. Es difícil porque íbamos segundos por la cola, pero sabíamos que se podía salvar al equipo", comenzaba el brasileño: "Había que salvarlo para el próximo hacer un equipo importante. En la segunda vuelta fuimos los que más puntos hicimos después del Barcelona y el Real Madrid. Si hay cuatro jornadas más nos metemos en Europa".
Un sentimiento que también floreció en más de aquellos protagonistas. "El equipo se da cuenta ese primer año donde se fichan a casi 15 jugadores con carreras amplias y la comunión era tan grande. el ambiente era tan bueno... Sabíamos que algo grande se iba a hacer. Van Nistelrooy, Joaquín, Baptista, Demichelis, Mathijsen, Isco, Saviola... Juntar todos esos grandes jugadores y ver el ambiente te hacía presagiar que algo importante iba a suceder", decía Sánchez, que aludía al ambiente en el vestuario: "Era imposible que hubiera mal rollo con estos dos, no sabes cómo era cada día en el vestuario. Ver la comunión entre Cazorla, Joaquín y Baptista... eran un ejemplo dentro y fuera".
"Todos los jugadores tenían conexión fuera del campo, ayuda mucho dentro del campo. Sabíamos que lo que estábamos haciendo iba a entrar en la historia del Málaga", incidía Baptista, mientras Kameni daba un apunte importante: "Llegamos a tener unos meses sin cobrar, pero nunca salió del vestuario en su momento porque veníamos cada día a trabajar. Era como trabajar cada día en una empresa familiar. Nos miraba Pellegrini y nos alentaba y lo hacíamos todos. Nos hacía llegar muy lejos. Quien jugaba daba el 100% porque respetaba al compañero que estaba en el banquillo. La alegría era trabajar juntos y hacer crecer al Málaga".
"Cuando llegué ya había un equipazo con futbolistas grandes como Baptista o Van Nistelrooy. Yo llegaba para ayudar. Llegas sin saber lo que te espera, pero cuando vimos que éramos capaces de dar algo grande, fuimos con todo y dejamos algo inolvidable en el Málaga", rememoraba el camerunés, que le da valor a aquella hazaña: "Un sueño cumplido porque lo pensaba desde pequeño. Yo había jugado un Mundial y una Copa de África y una UEFA. Me faltaba la Champions y había llegado con el Málaga, no con el Madrid, el Arsenal o el Barça. Era un logro muy importante".
Había convicción en ese grupo de jugadores de que no existía techo. "Veía la cara de Joaquín y Baptista reírse todo el día. Pellegrini tenía una sutileza increíble. Luego Cazorla estaba con la izquierda y con la derecha. Yo sabía que en el primer partido íbamos a dar alegría seguro", aseguraba Sergio Sánchez, mientras Baptista daba otra de las claves: "Se hablaba de un club pequeño haciendo cosas grandes con futbolistas de alegría. El equipo transmitía algo y todo el mundo se sentía felices al vernos jugar. Nosotros (en referencia a los veteranos) asumíamos la responsabilidad que teníamos que asumir, que era proteger a los jóvenes que estaban llegando. Ellos fueron entendiendo que eran parte super importante de lo que estábamos haciendo".
Dortmund, un antes y un después
La eliminación en Dortmund, inolvidable. "720.000 millones de veces he visto esos últimos cinco minutos. Lo tuvimos en la mano y nos lo quitaron. Recuerdo a Demichelis llorando, Julio no levantaba cabeza... Lo recuerdo tan dramático...", contaba el ahora central del Albacete, que seguía: "En aquella época era bastante más joven y me llama la atención hoy día. Vi a gente muy contrastada como Baptista, Demichelis, Kameni y Joaquín muy afectados. Es muy difícil, ahora entiendo las caras en aquellos momentos. Estaban realmente fastidiados después de ganarlo todo y hoy entiendo la magnitud de aquello. Málaga venía de muy abajo, de no pasarlo muy bien, y de repente pegar ese cambio. Gente que ha ido a La Rosaleda en Segunda B y luego verlo en la Champions, es un orgullo. Era un agradecimiento constante hacia nosotros".
"Puedes perder, pero de esta manera", afirmaba Baptista, ahora entrenador en la cantera del Valladolid: "La injusticia hace que la gente te quiera más. Yo no los he vuelto a ver porque es un robo tan grande que duele más. Cuando tú no puedes contrarrestar a un contrario lo puedes ver para corregir, pero cuando te pasa algo tan grande te duele y te saca de ti. A la vez feliz porque aunque nos quitaron de esa competición de esa forma la gente estaba con nosotros. Estar ahí en cuartos de final contra el Dortmund y ponerlo contra las cuerdas y salir con un fuera de juego demuestra el poderío del Málaga en ese momento. Fue un partido super bonito, estuvimos a la altura".
Los recuerdos, bien guardados
Cada uno de los tres protagonistas aún guarda recuerdos. Kameni y Sergio Sánchez, una camiseta y un balón firmados por toda la plantilla de esa temporada 2012/2013. Ropa de entrenamiento y otras cosas perviven en la casa de Baptista. Weligton, otro de los héroes, tiene un museo en Brasil. Pero también quedan momentos en la memoria. "El partido del Anderlecht en casa. No sólo era mi primer partido de Champions, iba a jugar antes en Rusia pero me quedé en Málaga por enfermedad. Entré en el estadio de la mano de mi hijo. Tengo las fotos y es lo más grande", explicaba Kameni, ahora en paro, sobre su noche más especial.
Muy curiosa es la de Sergio Sánchez. "El del Zenit en casa, que no jugué, pero vi disfrutar tanto a los compañeros... Vi disfrutar a La Rosaleda. Esa imagen es la más mágica que yo recuerdo", aseguraba el zaguero. Vivencias de un año glorioso donde el Málaga acarició con los dedos estar entre los cuatro mejores de Europa. Más allá de títulos o medallas, el equipo malagueño tiene el mejor de los trofeos. Pasó más de un lustro y aún permanece intacto en la memoria del imaginario colectivo.