El fin de la carrera de Javier Artero: "Pensaba que me estaba muriendo, es la verdad"
Si bien el paso de Javier Artero por el Málaga fue efímero, aunque brillante por lo que se consiguió a nivel deportivo, su carrera completó buenos pasajes hasta que una maldita enfermedad llamada esclerosis múltiple le arrebató su mayor sueño. Badajoz, San Lorenzo en Argentina y un Dundee FC donde se sintió como nunca. Dos temporadas muy buenas le convirtieron en un ídolo allí -fue el traspaso más caro de la historia del club en su momento- pero al inicio de la pretemporada en su tercer año todo se fue al traste. Lo que parecía un simple mareo se convirtió en una maldita compañera de viaje para toda la vida (ver vídeo superior).
"La vida es muy difícil. Cuando va a arrancar mi tercera temporada, estamos 30 días en Italia de pretemporada. El entrenador era Ivano Bonetti, la hicimos en un sitio en Italia que es como irte a Marbella. Tenía 27 años y un día me levanté, me mareé de forma extraña. Me fui a entrenar y según iba avanzando la mañana vi que aquello no era una tontería. Era un problema grave hasta el límite que cuando llamé al club yo pensaba que me estaba muriendo, absolutamente. Tenía una sensación que cuando entré en silla de ruedas en el hospital pensé que se acababa todo, esa es la verdad", cuenta para ElDesmarque Málaga.
Por suerte, a él le tocó un estadio de la enfermedad menos agresivo y ya suma "19 años con el diagnóstico". De momento, no ha podido con él: "Convivo perfectamente con mi enfermedad. He conocido a mi mujer estando enfermo, hemos tenido niños. Tengo una relación con mi enfermedad muy buena. Si puedo ayudar a alguien, encantado. Me gusta hacerlo porque sé lo mal que se pasa, sé lo que yo necesité y no tengo ningún problema en contar lo que yo he vivido".
Mensaje positivo
"Esto no se puede llevar por delante tu vida, no hay que dejarlo. Si no le dejas, no te gana. Tienes que acostumbrarte a vivir con ella, pero si no le dejas puedes ser feliz. A mí lo único que me arrancó de cuajo fue la profesión futbolística. Más allá de que me gustaría estar físicamente mejor de lo que estoy. Mi vida no es perfecta. Yo lo tengo absolutamente interiorizado, no superado, pero sí he aprendido a vivir con ello", sentencia.
