El desconocido proyecto para La Rosaleda de los creadores de Cornellà o el Nuevo Mestalla

La Rosaleda es un estadio que conquista a cualquiera que la pisa. Será por su gente o por su manera de vibrar cuando su equipo muerde, pero lo cierto es que es un estadio que respira fútbol. Pasional, añejo, una pequeña Bombonera. Eso no quita que los años pasen para ella, como para todos, y que sean muchos los que entienden que unos profundos cambios -se han hecho en los últimos años algunos, pero sin tocar el ámbito estructural- harían que se ajustara a los tiempos. BlueBay habló en su momento de un proyecto de un nuevo estadio y el reconocido estudio Fenwick Iribarren, que tiene la categoría de Experto UEFA y que ha diseñado el estadio de Cornellà, el Nuevo Mestalla o el primer estadio desmontable del mundo, el Ras Abu Aboud Stadium en Catar, propuso su propio modelo y lo compartió en su página web.

Su publicación es cosa de pocos días, pero la firma, autora también del Estadio Nacional de Albania o del Qatar Foundation (accede aquí a sus diseños) dispuso este proyecto allá por 2011. Fuentes de Fenwick Iribarren detallan que el estudio, como ha hecho con otros clubes, entendió que La Rosaleda era un estadio que podría necesitar una remodelación. Así, diseñó una posible nueva casa para el malaguismo que albergaría entre 60.000 y 65.000 espectadores y que se adaptaría a las nuevas tecnologías. Una vez concluido incluso hubo algún contacto informal con el Málaga, pero aquello no pasó a mayores. En ningún momento existió una pretensión de ambas partes para pensar en unir los caminos.

Como dato curioso, Fenwick Iribarren tomó la silueta de la provincia de Málaga en un mapa para jugar con esa forma y dar pie a la visualización final del estadio, como se puede comprobar en la galería inferior. Desde 2011, fecha en la que se gestó el proyecto, el mismo ha permanecido dormido en los archivos del estudio de arquitectura hasta este mismo mes, en el que curiosamente uno de sus socios, Mark Fenwick, dio señas públicas de su manera de entender cómo deberían ser los estadios poscoronavirus. Una mente privilegiada que un día, hace casi una década, diseñó una Rosaleda cinco estrellas.