Y habrá que dar las gracias

Hoy toca decir eso de 'un punto y gracias'. Porque en un partido horrible, en el que no salió nada y en el que el Málaga no fue capaz de poner de manifiesto todo lo bueno de las últimas jornadas, lo mejor fue rascar y no perder ante un Albacete que malogró una triple ocasión en el añadido que podría haber vestido Martiricos de negro funesto. Keidi volvió a cometer la torpeza de ver dos amarillas en dos minutos y el Málaga queda sólo dos puntos por encima del descenso con el Dépor, que volvió a ganar, como siguiente batalla.

Que la tarde no estaba para muchas florituras se pudo olfatear desde el principio. Lucas Alcaraz formateó su once -hasta ocho novedades- con una máxima clara: desactivar a Keidi. Y lo logró en los primeros 45 minutos, de forma clara además. El Málaga salió con la dormidina a cuestas, con Adrián y Sadiku regresando a la alineación, pero aletargado como el clima y proponiendo poco. El Albacete, sin ser el Brasil de Pelé, merodeó el área rival y avisó pronto con Dani Ojeda. Estuvo rápido, providencial Cifu para arrebatarle el gol de la bota izquierda. Zozulia se bastaba solo para dar la tarde a los tres centrales y apenas dos zurdazos de Juanpi desde lejos se contemplan como las ocasiones blanquiazules en el primer acto.

Poco, muy poco de un equipo que se quedó sin banda izquierda y eso es demasiado. Juankar no llegó ni una vez a línea de fondo y Acuña y Pedro, forzado lateral esta tarde, controlaron a un Tete Morente que la única vez que pudo cabalgar rascó una tarjeta amarilla a Álvaro Arroyo. Si fuera boxeo, a los puntos hubiera ganado seguro el Albacete. En el Málaga poca chispa, el carrusel de partidos se va notando en todos los equipos, y una desconexión defensiva al borde del descanso pudo costar muy cara. Balón que bota, Munir que no se decide, Lombán que no golpea y Manu Fuster que no se la espera. Y menos mal, porque de haber cazado el balón posiblemente hablaríamos del 0-1.

El reinicio no fue mucho mejor, aunque al menos el primer susto lo dio el Málaga mientras seguía encontrándose. Probó Keidi desde lejos, paró Brazao con muchas ganas de llevarse la foto para casa. Sirvió para reactivar algo el cotarro y, casualidad o no, Juankar pisó área contraria por primera vez en un bonito zigzag cuyo centro posterior no encontró rematador. El partido pedía a gritos otra cosa, y tan extraño lo vio Pellicer que juntó a Buenacasa con Sadiku por primera vez tras el parón. El damnificado, un ausente Tete.

Para entonces quedaba media hora y los dos equipos entendieron que el punto no tenía tanto valor como podía presumirse antes de empezar la jornada. Eso provocó más esfuerzos, cansancio y espacios. En ese giro de guion el partido giró pero por completo. Después de que Diego viera la décima amarilla de la temporada (no estará ante el Dépor), Keidi reincidió con dos amarillas en menos de tres minutos. Entendible la primera, incomprensible la segunda. Andaba acelarado e incluso Pellicer iba a dar entrada a Benkhemassa, previsiblemente por el albanés. No puede entrar así, se ponga como se ponga, con el balón a 70 metros de su área. No se había pasado el cabreo global cuando Munir evitó el 0-1 con un paradón a disparo de Álvaro Jiménez. Se lo quiso creer el Albacete con un jugador más, comenzó a mirar el cronómetro el Málaga.

Con Hicham dando aire por banda, por suerte al Albacete le faltó pellizco para irse decididamente a por el triunfo. No renunció el Málaga al ataque, de hecho entró varias veces con peligro por los costados. Sobre todo por el diestro, donde Hicham estuvo a punto de meter un golazo en un centro que se fue cerrando y que obligó a Brazao a un paradón a menos de cinco minutos para el final. Todo se descontroló y Chema Núñez enganchó una volea a la que respondió Munir con una estatua mientras el balón se esfumó no muy lejos del palo. Faltaba el susto tremebundo, el de la triple ocasión en el 93' que en primer lugar desvió Munir como pudo, en segundo la bota mal dirigida de Maikel Mesa y, por último, el mal golpeo de Álvaro Arroyo lo cerró todo. La suerte estuvo de cara a última hora, hará mucha falta para lo que resta.