Los 'Pichitas' se separan: Miguel Zambrana dice adiós tras tres décadas... pero la saga continúa

30 años y un sinfín de vivencias después, Miguel Zambrana dice adiós al Málaga CF. Incluido en el ERE que presentó el club, ha decidido jubilarse. Tomar un merecido descanso a tres décadas de trabajo por y para el Málaga. Cogió el testigo de su padre, Pepillo, y ha sabido ser mucho más que un utillero. Transportó el material y también se llevó los corazones de todo aquel que alguna vez tuvo la suerte de disfrutarle. Se va una persona única, el 50% de los conocidos como 'Pichitas', la coletilla que terminó siendo su apodo y el de su otra mitad, Juan Carlos Salcedo. La dupla se separa, pero la saga continúa, ya que el hijo de Miguel, Migue Zambrana, continuará llevando orgulloso su apellido por Martiricos y es el nuevo responsable de material junto a Salcedo. De abuelo a nieto, tres generaciones de puro malaguismo (ver vídeo inferior).

Este viernes, después de hacerlo con Torrontegui, el club elaboró un emotivo vídeo de despedida para Zambrana. Junto a su hijo, ponen voz al malaguismo que les une y repasan lo que ha sido una travesía que también han compartido. "Es un orgullo tremendo el poder seguir lo que empezó mi abuelo, después mi padre y ahora, por suerte, me toca a mí vivir esto", dice el pequeño de los Zambrana, que tiene los mejores consejos en casa: "Cuanto menos cosas te pidan los jugadores, es porque tu trabajo está bien hecho. Quiero que sea como es, buena gente, buena persona y trabajador. Gracias a Dios, humilde lo es".

Zambrana nieto suma alrededor de 14 años en el club, desarrollados en otros departamentos pero también "aprendiendo del más grande", el que le ha enseñado "el sentimiento" hacia el escudo. A su padre ahora le llega el momento de descansar. Antes, un sentido adiós a media vida de malaguismo. "Con lo del COVID este de Dios ha sido cuando he visto los partidos en la tele. Lo he pasado fatal. Málaga ha sido mi casa y seguirá siendo mi casa hasta que me muera", sentencia Miguel Zambrana, que deja un vacío enorme en un vestuario que tratará de llenar, y seguro que lo hará, su hijo.