De un extremo al otro

La carretera le sienta bien al Málaga. Es coger el petate y el equipo, como los pipiolos en las excursiones del colegio, se suelta. Se atreve, tiene el guion definido desde antes de tomar el avión. Con línea de cinco o de cuatro, da igual. Con siete cambios, incluso, como en Fuenlabrada. A este Málaga hay que creérselo. En el Fernando Torres -ningún foráneo había vencido hasta este martes allí- ganó (0-2) porque cuajó una primera parte fantástica a todos los niveles. Fue suficiente. Porque de los cimientos (ni disparó a puerta el Fuenla en los primeros 45 minutos) se pasó al rock and roll en ataque. El que pusieron Yanis y Joaquín, los nuevos Zipi y Zape del Málaga. De un extremo a otro generaron el primero y Yanis, con Joaquín ya en el banco, gestó la sentencia que llevó la firma de Ramón. De un extremo a otro, como el cambio que experimenta el equipo cuando viaja lejos de La Rosaleda.

Al franco-argelino hace tiempo que se descubrió, pero la caja de las sorpresas del malagueño aún está por descubrir. Entre los dos pueden alumbrar a un Málaga centelleante, salen a diablura por acción. Y si no salen, casi siempre sacan algo. Una falta, una mala salida de balón del rival. Lo que sea. Después de un inicio prometedor, Joaquín conectó por primera vez con Yanis y solo la pierna salvadora de Juanma, prácticamente bajo palos, impidió el 0-1 del franco-argelino. Declaración de intenciones. Faltó temple en los metros finales, el brochazo final. Hubo que esperar hasta el 36', cuando Joaquín caracoleó de fuera hacia dentro, de derecha a izquierda, para ponerla de zurda a la cabeza de Yanis. Su respuesta, un cabezazo de frente al primer palo. Un gran gol, otro recurso más del '17', que en la primera parte dejó un manojo de acciones individuales. Está con la flecha hacia arriba, no cabe duda.

Pellicer se zampó a Sandoval, y el del Fuenla aprovechó el descanso para hacer hasta tres cambios. Reventó el árbol de una patada buscando frutos. Metió altura con Pathé Ciss y músculo con Kanté, quiso meter al Málaga atrás y lo cierto es que, no por mérito del Fuenlabrada precisamente, el pasito atrás llegó. Inevitable, posiblemente, cuando las piernas vienen cargadas de minutos y el rival, en casa, se ve por debajo en el marcador. Pero hasta en esos momentos el Málaga supo construir su fortaleza, amparada en un trabajo coral y en la tranquilidad que da tener capacidad sobrada para jugar a la contra.

De hecho, la más clara la tuvo el Málaga nada más arrancar la segunda parte. Yanis, otra vez Yanis, se lanzó un autopase con posterior pase atrás para Joaquín. Le quiso devolver el regalo, pero un defensa abortó la opción a última hora y Jozabed, que pasó de puntillas por el partido, no fue capaz de definir frente a la portería con la zurda. El Fuenlabrada tuvo el empate ya en el minuto 70, en una acción en la que Kanté se fue por velocidad hasta encarar a Juan Soriano que, pese a no salir cuando la acción quizá lo requería, se hizo grande para desbaratar la ocasión. El partido se puso feo, sin ritmo y peligroso. Faltaba la puntilla, y llegó. Yanis, que andaba fatigado, hizo su último servicio con la enésima cabalgada por la izquierda. Disparó, paró Pol y Ramón, que entró en la segunda parte, remachó para un nuevo triunfo fuera de casa. Otro más. Y ya son 25 puntos el 1 de diciembre. Media permanencia.