Flechas hacia abajo

Cuando sumas sólo tres puntos de los últimos 18 es que algo está fallando. No tiene por qué ser una cuestión de concepto, hay muchos factores que caben en una coctelera demasiado agitada últimamente para un Málaga que volvió a perder en casa. Esta vez fue la Ponferradina (0-2) la que se aprovechó de las rebajas de Martiricos para con el gol de Sielva agrandar la distancia entre este Málaga y el que brilló durante un par de tramos del curso. Ocasiones tuvo -sobre todo Yanis- el conjunto de Pellicer, pero la falta de acierto no puede ser el escudo porque faltaron más cosas, muchas más, para que el Málaga supiera cómo meterle mano a una Ponferradina que construyó el triunfo desde su orden. Ya son seis partidos seguidos sin ganar.

Fue una mala primera parte la del Málaga, plano salvo algunos ramalazos fruto del poderío individual. Bolo entendió el partido mejor de salida que Pellicer, convirtió a Kaxe en boya y a partir de ahí su equipo se asentó. Fue un tormento el '9' de la Ponfe durante todo el partido, argumentando su titularidad desde el primer minuto. Al Málaga le faltó de todo en esos compases iniciales. Desde la intensidad hasta la velocidad en el pase pasando por las atenciones defensivas. Olía, aun sin ocasiones, a que el gol de los de Bolo podría estar más cerca. Y llegó, rebasado el cuarto de hora dos exmalaguistas, Erik Morán y Sielva, construyeron un gran gol. Centro del primero y remate del segundo de volea, potente y al poste más cercano. Un golazo.

Tardó en llegar la reacción del Málaga, con demasiada distancia en las líneas y sin soluciones para llegar el balón de la medular a la vanguardia. Algún zigzag de Joaquín precedieron al primer intento, de Yanis, sin mucha fe. Fue el franco-argelino protagonista desafortunado poco después, en el 33', con un error morrocotudo cuando Joaquín le había regalado el gol. No estaba Caro, pero en su afán por ajustar la pelota la tiró fuera inexplicablemente. Repitió ocasión instantes después, esta vez sin convicción ni dirección tras un perfecto pase filtrado de Cristian. Fueron esas las únicas balas del Málaga, que de poder cambiar el partido pasó a tragar saliva antes del descanso con una falta de Curro desde casi Ponferrada que pasó muy cerca del poste de Dani Barrio.

Tenía que tocar algo Pellicer y lo hizo por partida doble: Ramón y Alexander al banco, Caye y Cristo al campo. Más allá de los nombres, partió en la segunda mitad con las líneas más adelantadas y asumiendo riesgos, queriendo mutar como hizo ante el Granada en Copa. El cambio se palpó, con Caye midiendo entre líneas y Joaquín logrando espacio para gambetear. Achuchones enrabietados que no se concretaron en nada porque a la Ponfe, que tampoco le disgustó el plan, no permitió un resquicio. En esas, con el cronómetro pasando sin ocasiones, Pellicer repitió doble cambio y removió el asunto introduciendo a Jairo y Jozabed para retirar a Josua (Luis Muñoz pasó al lateral derecho) y a un Joaquín que era el único que estaba dando sensación de peligro.

Ni una ocasión fue capaz de construir el Málaga, la Ponferradina desconectó cualquier opción porque ni el balón fluyó ni las individualidades aparecieron. Plano es la palabra. Tanto se parecía el final de la segunda parte al de la primera que hasta Yanis repitió fallo. Este menos grosero, pero igual de llamativo. Por arriba, Caye la dio de frente para la llegada en el área del zurdo, que cabeceó con todo pero aparecieron las piernas del felino Caro. Fue clarísima, restaban apenas 10 minutos y Yuri tuvo en sus botas la sentencia con un remate de zurda contra el poste. Fue Gaspar, en un remate similar pero desde fuera del área, el que enterró con el 0-2 las opciones e incluso Yuri puedo ampliar a goleada con tres ocasiones seguidas dentro del área que repelió Dani Barrio. Así, con la Ponfe atosigando, acabó un partido decepcionante de un Málaga que parece perdido.