Sólo faltó el gol para la fiesta absoluta

El Málaga CF de José Alberto López se estrenó con un empate sin goles ante el Mirandés en La Rosaleda. A pesar del constante dominio, de las brillantes jugadas de Kevin y del calor que transmitían los 6.519 espectadores presentes en el estadio, el primer duelo de LaLiga SmartBank 21/22 acabó con un 0-0 en el luminoso que, no obstante, dejó buenas sensaciones en el aficionado y la certeza de que falta un jugador con gol.

La primera parte fue casi completa para el Málaga. Sólo le faltó el gol, que no llegó antes de que finalizaran los 45 minutos, pero al que invocaron en varias ocasiones. Demostraron los de José Alberto que están aprendiéndose bien la idea del míster de ser agresivos e intensos durante todo el tiempo que estén sobre el césped.

Desde que Luis Muñoz golpeara un balón en el minuto 2 hasta que Paulino gozara del último disparo a puerta de la primera mitad hubo ocasiones de todos los colores. Pero si hubo uno que insistió con ahínco, fue Kevin Villodres. El canterano, si sentía nervios por debutar con el primer equipo, lo disimuló muy bien. Demostró desparpajo, vitalidad y ningún miedo a lanzar a portería. En sus botas estuvo varias veces el 1-0.

La defensa también demostró estar muy bien trabajada. No se dejaba avasallar por el rival y no dejaba que el balón llegarse al área pequeña. De hecho, Dani Barrio apenas tuvo trabajo.

Las gradas de La Rosaleda se vinieron abajo cuando a Juande le anularon el gol en el minuto 40. El joven central remataba un centro de Paulino tras una falta pero el colegiado Pulido Santana dictaba fuera de juego y el tanto no subía al luminoso.

El Mirandés consiguió meter miedo

La segunda mitad empezó como acabó la primera. Un Málaga muy intenso, que presionaba muy arriba y apenas dejaba espacios para el rival. Eso sí, llegaron momentos en los que el nivel bajó y el reloj corría sin que nada se moviera. El Mirandés trató de aprovechar el bajón físico de los blanquiazules para tratar de crear peligro en la portería de Dani Barrio, pero este atajó los pocos balones que llegaron a su dominio.

La ocasión más clara del Mirandés llegó en el 78, justo tras el segundo parón para refrescarse. El disparo de Oriol Rey tocó la madera antes de marcharse fuera. Pilló desprevenida a la defensa.

El duelo se afeó, empezaron los parones continuos y el cansancio hizo mella en los protagonistas. El gol no llegaba para ninguno de los dos equipos y el encuentro fue muriendo sin más anécdotas que los aplausos y la emoción del público en unas gradas agradecidas por el calor. Parecía que el descuento iba a cambiarlo todo: Hassan pillaba por sorpresa a los defensores y anotaba un tanto que subía al marcador hasta que Pulido Santana consultó el VAR.

Peleó después el Málaga en busca del ansiado tanto, pero este nunca llegó y la fiesta no fue completa.