Málaga CF: cuando el dinero dio la infelicidad

La temporada llega a su fin y se acerca el día de las notas. Habrá muchos insuficientes que provocarán cambios sustanciales en el presente y en el futuro inmediato, porque si se acaba confirmando el descenso, la revolución será una realidad. Mirandés, Alavés e ibiza quedan por el camino, ya sin esperanzas en la mayoría del malaguismo, que este sábado centrará sus esfuerzos en manifestarse en protesta de los directivos que han llevado al club a la mayor paradoja.

La paradoja de ser uno de los que más tienen y uno de los que más necesitan. Porque el Málaga, a ocho puntos de la salvación y durante toda la presente temporada en posiciones de descenso, excepto en dos jornadas, es el equipo con el cuarto mayor presupuesto de LaLiga Smartbank. Tras aumentarlo en el mercado invernal a los 11.793.000 euros de Límite de Coste de Plantilla Deportiva (LCPD), comúnmente conocido como límite salarial, el Málaga está tan solo por detrás del Granada, Leganés y Las Palmas.

Esto es un presupuesto de equipo con pretensiones para luchar por el ascenso, justo lo que se vendió el pasado verano, acompañado de una fuerte inversión de entidades como el Ayuntamiento de Málaga (1,5 millones) y la Diputación (750.000 euros). Sin embargo, la situación del Málaga es un ejemplo más de que el capital no gana partidos. Resulta chocante cómo el equipo que está a punto de bajar a los infiernos tiene, sobre el papel, la mejor plantilla desde aquel primer año en Segunda, el de Ontiveros, Blanco Leschuk y compañía. Aunque en esa temporada 2018/19 el Málaga tenía el tope más alto con 25,2 millones.

Menos fue más

Viajando no demasiado atrás se comprende la dimensión de esta paradoja. En la temporada 2020/21 se tocó suelo. El club, dañado por la pandemia y en desamparo económico, sin presidente y con el administrador judicial recién llegado a la cúpula, tenía el límite salarial más bajo de la categoría con 3,2 millones. El equipo de Pellicer, con 18 fichas profesionales, bordeando alineaciones indebidas y tirando de la fe de los canteranos, acabó el 14º en LaLiga Smartbank siendo el más tieso y limitado.

Con el tiempo adquiere más mérito lo que se consiguió salvar en el periodo pandémico. Cuando en la temporada 2021/22 el director deportivo de entonces, Manolo Gaspar, comenzó a tener más margen económico para fichar, el equipo, paradójicamente, se desarmó. Hubo poco acierto en la elección del mercado de fichajes: en quién gastar el dinero, a quién darle la oportunidad. Así, los resultados empeoraron hasta coquetear con el descenso, de no ser por un gol del Huesca.

Este año, con más dinero todavía, el Málaga está a punto de abandonar el fútbol profesional. Plantilla descompensada, bajo rendimiento de jugadores, lesiones inoportunas, ideas de juego fallidas y miles de pequeños detalles detonantes. El dinero no dio la felicidad al Málaga, que el año que viene sufrirá un agujero monetario con posibilidad hasta de un ERE.

Se esperan como agua de mayo los millones por el Caso Ontiveros y el Caso Horta, que paliarían mucho la caída. Pero, de momento, el Málaga del cuarto presupuesto más alto ha fracasado porque, afortunadamente, el dinero no hace que entre la pelotita. Otra lección más que debe tener más que aprendida el próximo director deportivo, así como cualquiera que tenga poder de decisión en la gestión del club.