1998-2023: Hasta pronto, LaLiga

C'est fini. Se acabó. Fue un calvario mientras duró. El Málaga empató ante el Ibiza y se despidió con frialdad del fútbol profesional. Fueron 25 años ocupando un puesto en Primera o Segunda. La meteorología sabía de qué iba el tema este sábado 27 de mayo y desplegó en Málaga un día gris, nublado, triste y húmedo. La afición fue la protagonista de una jornada para decirle "hasta pronto" a un fútbol que se añorará desde ya.

A partir de ahora, el Málaga ya no es el mismo. La mayoría se irán, pocas caras conocidas habrá cuando vuelvan de las vacaciones. Se abre la veda a la reestructuración interna, no solo de la plantilla. Semanas de decisiones contundentes, al menos eso es lo que se espera. Pagarán justos por pecadores, en muchos casos. Sobrevuela ya el miedo real de un ERE. ¿Habrá cabezas cortadas más allá de los trabajadores rasos?

Tiene mucho trabajo por delante tanto Kike Pérez como el nuevo director deportivo, Loren Juarros, que dejó claro su plan de cantera, pero sin atreverse a fijar objetivos tan prontos. Se sabe que la palabra ascenso ya está prohibida. De los errores se aprende. ¿Quién se va a atrever a pronunciarla, si cuando ocurrió, acabó pasando todo lo contrario? Del ascenso al descenso, como del amor al odio, hay un paso. El fútbol no perdona si hay un fracaso de gestión detrás.

Poco fútbol, mucha crítica

Hasta el minuto 25, silencio y runrún en una Rosaleda semivacía. A partir de que entrara al campo la grada de animación, continuaron lo que comenzaba fuera, en una manifestación de críticas duras y pancartas que señalaban culpables en la directiva. De fútbol, poco, por no decir nada, más allá del ímpetu del canterano Álex Calvo, primera vez titular. Una declaración de intenciones de Pellicer, que sabe que el veloz extremo puede ser una baza importante en el futuro Málaga de los jóvenes.

Poco se puede destacar de un partido entre dos equipos descendidos donde lo más noticiable fue la pitada tremenda de la afición malaguista a cada error puntual, a cada ocasión perdida, al paso por vestuarios y tras el partido. Hasta en el gol de Appiah, su única aportación desde que aterrizara en invierno, hubo un grito de "jugadores, mercenarios". Un juicio final con 11.892 aficionados, la cifra más baja de la temporada.

Acechó el peligro de que cierto sector radical de la grada de animación saltara al césped. "¡Invasión, invasión!". Se quedó finalmente en intención. Así, fueron pasando los últimos minutos, la cuenta atrás, hasta que llegó el gol del empate de Juan Ibiza, en una salida poco ortodoxa de Rubén Yáñez, de los pocos aplaudidos.

El Málaga deja atrás una nefasta temporada en la que bajó a Primera RFEF habiendo acabado decimonoveno con 44 puntos en 42 jornadas, tras 18 derrotas, 14 empates y 10 victorias. Números merecedores de un final como este. Volverán las alegrías, porque como los búmeran, siempre vuelven.

Ya espera la Primera RFEF, un nuevo mundo desconocido por su formato y su estructura distinta a la antigua Segunda 'B'. La ilusión se regenerará, porque es como las heridas, que acaban mudando. Caerá la postilla y sanará. Para eso, tiempo y cura, si es que la tiene este Málaga.