2024, el año del pensamiento mágico
-
Resumen de 365 días para la historia del malaguismo
-
Dijeron que lo harían, ahora son eternos: homenaje a un equipo eterno
-
La locura de Málaga: así se vivió el gol que vale un ascenso
Tantas cosas podrían haber pasado. Una decepción de las que duran décadas. Un doloroso viaje de vuelta al infierno, otra vez recorriendo estadios con gradas en descomposición, barras de bar pegadas al saque de banda y césped con calvas. Una fuga de jugadores y una purga del entrenador. Una cicatriz imborrable. Un domingo con la tristeza profunda como resaca. Un proyecto que comenzara a tambalear. ¿La ola de malaguismo hubiera amainado? Tantas cosas podrían haber pasado, tantos finales infelices... pero Antoñito Cordero marcó ese gol.
En la décima de segundo en que el balón flotaba en el aire, en el pequeño rectificado del remate de un niño de 17 años en el eterno minuto 122, se paró el tiempo, como cuando Iniesta escuchó el silencio en Sudáfrica. Y la temporada -la vida- del malaguista promedio pasó en diapositivas.
A la mente vinieron los 20.000 abonados en la tercera categoría; los 5.500 desplazados a Los Cármenes; los más de 1.000 espectadores de media en los partidos a domicilio (¡¡¡Oh, Málaga!!!You'll Never Walk Alone); las dudas en el equipo; la fiebre por la camiseta del 120 aniversario; el partido de leyendas; el Tracamatraca; el gol de cabeza de San Alfonso en San Fernando; la muerte súbita del play off, primero contra un equipazo llamado Celta Fortuna y después contra el correoso Nàstic de Tarragona, víctima del milagro y promotor de una película de detectives; los recibimientos en La Rosaleda y el aeropuerto.
Pero Cordero lo hizo y tantas cosas pasaron después. La celebración en el césped tarraconense, con abrazos entre jugadores y desconocidos; el puro de Pellicer y Einar; el amuleto y la cerveza fría de Nelson Monte; el manteo a Roberto con un deseo que no se cumplió; la devoción de miles de malagueños en el auditorio, en el aeropuerto de madrugada, en las calles del centro histórico. Málaga entera blanquiazul.
Tantas cosas podrían haber pasado sin ese gol que parecía guionizado. Tantas otras cosas pasaron porque dicen lo dijo una gitana loca que echó las cartas. Porque si hay algo que define el 2024 del Málaga CF es el pensamiento mágico. La fórmula de atribuir los logros a algo sobrenatural que carece de explicación y sucede por arte de magia. Buscar la explicación en lo inexplicable.
Todo lo demás llegó por inercia de un ciclón imparable. Pese al enquistamiento judicial que aún permanece, con Al-Thani todavía en la sombra, el fútbol acapara Málaga entera: hubo lista de espera kilométrica de abonados y se alcanzó el récord histórico del club por encima de la etapa Champions. La Rosaleda se afianza como uno de los estadios referentes en España mientras imagina cómo será remodelada en un futuro próximo. El cierre de año fue redondo, con una primera vuelta para llenar el pecho orgullo de la afición.
"Los ritmos del fútbol son caprichosos y muchas veces es necesario embarrarse para recuperar la grandeza", escribió Roger Xuriach. El Málaga se llenó de barro, ahora es más grande y quiere serlo más todavía. En 2025 espera un nuevo capítulo para seguir aumentando la leyenda de un club que siempre sufre, pero que, de cuando en cuando, se permite disfrutar de lo bueno.
💙 𝐌𝐢𝐥𝐚𝐠𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐓𝐚𝐫𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧𝐚. 𝐋𝐨𝐜𝐮𝐫𝐚 𝐞𝐧 𝐌𝐚́𝐥𝐚𝐠𝐚.
Esto es pura emoción. Estas son las lágrimas de liberación de una afición que ha sufrido mucho. Esto es el malaguismo. ¡Así se vivió el gol de Antoñito que vale un ascenso!
🔗 https://t.co/NJnzjDou2A 🔗 pic.twitter.com/gBy6mgnR8L
— ElDesmarque Málaga CF (@eldesmarque_mcf) June 22, 2024
El gol de Antoñito dejó uno de los vídeos del año (ElDesmarque)