Tras ganar la Conference, el “sueño e ilusión” de Vicente Iborra es volver al Levante: unanimidad entre la afición
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En enero del año que viene cumplirá 37 años
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El propio jugador entiende que el club tenga otras prioridades, pero él insiste
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Coincide en Grecia con dos exgranotas como Mendilibar y Vezo
Vicente Iborra sueña con jugar en el Levante tras ganar la Conference League con el Olympiacos griego. Él no lo oculta y la afición granota es unánime.
En el fútbol hay un componente que irradia por encima de los demás. Es el sentimiento. Ese grado de pertenencia, de identificación, que perdura para siempre. De esos intangibles que sobresalen por encima de cualquier realidad, en esta caso comprometida y con interrogantes. El Levante se ha resquebrajado en lo emocional. La despedida del Ciutat ante el Alcorcón, fueran muchos o pocos los que mostraran su disconformidad (según el grado de trascendencia que se le quería dar) evidenció que hay una grieta entre la grada y el césped (sobre todo en la figura de Felipe Miñambres), extensible, en menor medida, al palco.
Y solamente hay un protagonista que es capaz de cambiar la indiferencia por la ilusión. Y ese es el eterno ‘10’, Vicente Iborra, que ahora ha hecho historia con el ‘8’ a la espalda de Olympiacos. En la alegría de su quinto título continental (primera Conference League tras un póquer en la Europa League) volvió a trasladar su deseo: regresar a casa, regresar al Levante. “Es mi sueño, es mi ilusión”, declaraba tras hacer historia.
🪄 @Iborra_Vicente: "Mendilibar está tocado con una varita".
"Volver al @LevanteUD es mi sueño". #LaCasaDelFútbol #UECL pic.twitter.com/RkwzIzZgyz
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) May 29, 2024
La espinita clavada de Iborra con el Levante
Porque Iborra (y el resto de su familia granota como a él le gusta decir) tiene aún grabado a fuego el final de la temporada anterior, con el penalti más cruel del mundo, y merecía que este final de curso, a muchísimos kilómetros de distancia, fuera diferente. También lo recordó en sus palabras tras la celebración. Sonó a liberación, pero aún sigue teniendo la espinita clavada con su Levante. Este histórico primer título con Olympiacos, jugándolo todo en la final (con prolongación de prórroga incluida) llega después de un año muy complicado, con muchos cambios en el equipo, con esa llegada de otro exgranota como Mendilibar para conquistar su segundo título europeo seguido y con dos equipos diferentes (además de la de Vezo), y esa lesión ósea que le trajo de cabeza. Pero su amor propio, orgullo y creencia en su posibilidades le hicieron llegar al momento clave en plena forma y siendo ‘capitán general’ con Mendi.
¿Y ahora qué? Vicente Iborra lo puede decir aún más alto, pero no más claro
¿Y ahora qué? Pues Iborra lo puede decir aún más alto, pero no más claro. Antes de esta final de la Conference League ante la Fiorentina, Iborra trasladó sus intenciones en la entrevista concedida a El Desmarque. “Obviamente mi pensamiento está en la final, pero mi otro pensamiento no se va, no se olvida y sigue estando ahí. No sé lo que puede ocurrir, no depende todo de mí. Creo que si dependiera todo de mí, posiblemente sería todo más fácil. Siempre lo he dicho, no lo voy a esconder, pero veremos qué ocurre”, reconoció.
Allá donde ha estado, siempre ha mostrado que debajo de la camiseta que lucía (Sevilla, Leicester, Villarreal y ahora Olympiacos) llevaba la del Levante
Porque allá donde ha estado, siempre ha mostrado que debajo de la camiseta que lucía (Sevilla, Leicester, Villarreal y ahora Olympiacos) llevaba la del Levante. Y ese sentimiento, imposible de encontrar en otro jugador, ha adquirido todavía más profundidad (aunque parezca una imposible) durante esta primera temporada (y veremos su única) en Grecia. Un destino obligado por unas normas que le impedían seguir donde quería y que le precipitaron a cambiar de aires con vistas a que al año siguiente se pudiera recuperar el tiempo perdido. “Al final hay unas reglas que cumplir, como en su día dije, y no me tocó otra que buscar otro destino, que no sé si diría provisionalmente”, recordaba a El Desmarque.
Los motivos que frenaron su continuidad
El “es mi deseo, es mi ilusión” ha calado, ha reactivado a una afición huérfana de chutes de ilusión e Iborra es la mejor vitamina. El propio jugador entiende que el club tenga otras prioridades, como el anuncio inminente de la llegada de Julián Calero al banquillo, pero él sigue su camino, insistiendo en sus intenciones y esperando al momento para reactivar lo que LaLiga imposibilitó por el Fair Play financiero. Todos los caminos llevan a que Iborra vuelva a lucir el ‘10’ y el brazalete de capitán. Pero de puertas para dentro, el escenario sigue agobiando y la necesidad de vender no desaparece, además que es clave para dar cualquier paso en forma de incorporaciones… o regresos como seria el caso de Iborra.
En enero del año que viene cumplirá 37 años, pero le queda aún cuerda como así demostró en la final de Atenas (en casa del AEK) y lo quiere prolongar en su casa, en el Ciutat, junto a esa afición con la que quería superar el duelo del penalti al Alavés y devolver aquellos llantos en lágrimas de felicidad, pero no lo puedo ni intentar por mucho que quiso. ¿Ahora es el momento? En el levantinismo hay quórum y con Iborra, la ilusión puede comenzar a recuperarse.
GRACIAS POR TU SENTIMIENTO GRANOTAS. TE QUEREMOS EN EL CIUTAT. MACHO LLEVANT