El apoyo más incondicional de Corredera: la fuerza y el optimismo de su madre

La selección femenina de fútbol está haciendo historia en este Mundial de Francia. Las jugadoras de Jorge Vilda han conseguido firmar su primera victoria mundialista y conseguir un histórico pase a octavos. Lo han hecho tras mucho esfuerzo, trabajo y sacrificio.

Detrás del trabajo de cada una de las internacionales españolas se encuentra su gran fuente de energía: la familia. Sus mayores seguidores en este Mundial. También sus grandes apoyos. Y si hay alguien que no se ha querido perder ni un partido en suelo galo es Paqui Rueda, madre de Marta Corredera. Amable y optimista cuenta en ElDesmarque cómo está siendo este viaje por las distintas sedes de Francia.

"Llegamos el día 7 por la noche y nos regresamos el día 26", nos cuenta Paqui. Pero la madre de Marta desprende una alegría constante y un positivismo contagioso, y tiene bastante claro que España pasará a cuartos: "El no ya lo tenemos para todo. Hay que ir a buscar el sí. Yo tengo claro que me voy el 26 y que me vuelvo el 28".

Y su filosofía también es luchadora. Se lo inculcó a Marta desde bien pequeña, porque en el fútbol no iba a ser nada fácil. "No me extraño mucho cuando me dijo que quería ser futbolista. Yo también he sido muy reivindicativa cuando era joven. Cuando ellas eran pequeñas les decía que nunca debían depender de un hombre. Se ha educado en un colegio de monjas, con una reglas que las mujeres y los hombres debían estar separados. Yo me acuerdo que muchos días la habían castigado porque había jugado con los niños al fútbol. Pero conforme iba creciendo iba siendo consciente de lo que quería. Y con los compañeros siempre se ha encontrado, imagino que como todas, el típico comentario machista, pero nunca ha dejado que nadie se le suba en ese aspecto", cuenta Paqui.

Eso sí, a ella le hubiera gustado que se hubiera dedicado a otro deporte: "En el tema deportivo yo venía del basket y me hubiera gustado que ella se hubiera dedicado al basket, pero la profesora de educación física me dijo que a la niña le encantaba la pelota, pero en la mano no. También es verdad que su padre jugó al fútbol y la llevaba a ver los partidos, imagino que eso lo ha mamado también de pequeña".

Marta siempre tuvo claro que su pasión era el fútbol y aunque no fuera fácil estaba disputa a luchar por ello. Eso significa, para llegar al más alto nivel, renunciar a muchas cosas. "Es muy constante, muy tenaz y muy sacrificada. Ella no conoce, cuando era más jovencita, la salida con los grupos por la noche para ir a la discoteca. Ella era muy consciente de que al día siguiente tenía que ir a entrenar o a jugar, y sabía que no podía hacerlo. Y eso creo que ha sido lo que le ha dado la fuerza para seguir para delante. Tenía muy claro qué era lo que le gustaba, que quería hacerlo y en ningún momento se le pasó por la cabeza tirar la toalla".

Paqui ya estuvo en el Mundial de Canadá, y también hace dos años en la Eurocopa de Holanda. Ha seguido a su hija por toda la geografía: "A Inglaterra viajábamos una vez al mes, o mes y medio. O bien bajaba su hermana o bien bajaba yo. La soledad impuesta es mala y hay que acompañarla. Cuando estuvo en Madrid igual, bajábamos más continúo, y ahora que esta en Valencia es raro el mes que no bajamos dos veces", desvela su madre.

Desde el 2002, cuando Marta comenzó a jugar en el Sabadell, la internacional española ha pasado por los grandes clubes femeninos. El Espanyol, el Barcelona, el Arsenal, el Atlético de Madrid y ahora el Levante. Una trayectoria que le ha dejado de todo, momentos mejores y peores: "El momento más duro fue cuando dejó el Barça, que inmediatamente ya era el Mundial de Canadá y se sin equipo. Estaba bastante tocada de moral. El mejor momento todavía está por llegar, va a ser esta semana. Ha tenido momentos muy bonitos, cuando debutaron en Champions con el Barça, fue la primera mujer que metió un gol en competición en Barça, fue la primera que marcó en el Calderón".

Más de quince años de fútbol han pasado por las botas de Marta Corredera, vistiendo la camiseta de los grandes equipos de Europa y con un denominador común: su familia.