Del Bosque vs Cesc
Cesc Fábregas llegó al Mundial sintiéndose un jugador importante de la selección de España, con la esperanza de olvidar su fin de etapa en el Barcelona y volver a ser clave en el éxito de la Roja. Instalado en un inesperado segundo plano en el fracaso. Su enfado se trasladó a Del Bosque.
El seleccionador español encontró un sistema con el que asombró al mundo. Al juego del toque le metió una fórmula con 'falso nueve' y un Cesc como factor sorpresa que demostraba una vez más su rápida adaptación a una nueva demarcación.
Acostumbrado a ver el fútbol de cara como medio centro, convertido en jugador 'box to box' en el Arsenal, y buscando un hueco en cualquier rincón por el poder de Xavi Hernández en su demarcación en su regreso al Barcelona, el invento de Del Bosque le enseñó a jugar de espalda, encontrar huecos en defensas rivales y abrir espacios. Condujo a Fábregas a la plena felicidad en la Roja.
Por fin tenía lo que tanto anhelaba, sentirse importante en el grupo. Imprescindible. Y así fue. La goleada a Italia de la final de la Eurocopa 2012 fue la expresión máxima del retoque de Del Bosque a la fórmula del éxito inventada por Luis Aragonés. El estilo tenía una variante que le daba continuidad en el éxito.
Nadie podía presagiar que la irrupción en escena de Diego Costa provocaría que Cesc dejase de contar.
Era la opción más firme para comenzar el Mundial, sin embargo la defensa de cinco anunciada por los holandeses y la mejoría física de Costa, que llegaba muy justo de una lesión muscular de la final de la Liga de Campeones, invitaron al cambio al técnico salmantino.
Apostó por un nueve puro como referencia ofensiva y Cesc perdió su sitio. Fue suplente y el último cambio al que acudió Del Bosque cuando España ya se había hundido ante Holanda. Doce minutos tuvo el centrocampista catalán cuando España había perdido la autoestima y miraba el marcador entre ocasiones de su rival para que terminase su pesadilla.
Del Bosque tenía que incluir cambios ante Chile, buscar la reacción y Cesc se perfilaba como uno de ellos. Él esperaba jugar y conocer pocas horas antes que era suplente le afectó.
No jugar ni un solo minuto en el estadio Maracaná le derrumbó anímicamente. Cuando el seleccionador habla de caras largas como el único problema de la concentración, por su cabeza pasa Fábregas.
Y probablemente pensará que ha sido injusto con un futbolista que le dio tanto.
Cesc necesitaba un buen final de temporada para dejar todo en el olvido. Su sueño de regresar al Barcelona acabó en un tormento, medido de forma diferente al resto de estrellas azulgranas. Recibiendo silbidos de una grada que no se atrevía a lanzar a otros y que nunca valoró sus números: centrocampista más asistente y goleador de la temporada.
Empujado a regresar a Londres, el lugar donde fue más feliz, Cesc comenzó el Mundial anunciando en la víspera del partido contra Holanda su fichaje por el Chelsea.
Se liberaba para pensar solo en fútbol y en la selección. Sin embargo el trato de Del Bosque no ha estado a la altura de lo que esperaba. De ahí un comportamiento reprochable en los dos últimos entrenamientos.
El seleccionador no aguantó más las quejas del jugador. Se jugaba un partido con Cesc de titular pero en un equipo en inferioridad porque Gerard Piqué se había marchado antes por un problema muscular.
Del Bosque le quitó a Cesc el peto de titular. El enfado del jugador Cesc acabó en enfado de Vicente. Las consecuencias se verán en el once ante Australia, un partido que ha demostrado tiene poca gana de jugar