Mbappé precoz
Moscú, 22 jun .- Pelé, Messi o Tostao celebraron un gol antes de los 20 años, y anunciaron así su futuro estatus de estrellas. Kylian Mbappé sigue sus huellas y contra Perú logró su primer tanto mundialista con 19 años, seis meses y un día.
Se convirtió así en el jugador francés más joven en marcar en una fase final de selecciones, destronando a David Trezeguet, pocos días después de haber sido el más joven en debutar en un Mundial. Una marca más de precocidad en un jugador que parece destinado a romperlas todas.
Con una clase indudable, un potencia fuera de lo normal y una calidad extraordinaria, Mbappé ha pasado, en menos de un año, de ser el tercer delantero del Mónaco a convertirse en el segundo jugador más caro de la historia y en titular indiscutible en la selección francesa.
"El problema con Kylian es que ni cuando habla ni cuando juega parece el jugador de 19 años que es", asegura su seleccionador, Didier Deschamps, que no pierde ocasión para recalcar la madurez que demuestra el futbolista del París Saint-Germain pese a su corta edad.
El que marcó contra Perú fue su quinto tanto en 17 partidos vistiendo la camiseta "bleu", un rendimiento que algunos consideran demasiado bajo para las expectativas puestas sobre sus espaldas, agrandadas por los 180 millones de euros que los propietarios cataríes del PSG pagaron al Mónaco para hacerse con sus servicios.
Mbappé, que figuraba en la agenda de media Europa, muy especialmente en la del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, prefirió evitarse presión firmando por un club de su país, al que animaba de niño cuando crecía en Bondy, un municipio situado a 8 kilómetros de la capital en la periferia noroeste, un suburbio marcado por el bajo nivel económico.
Hijo de un exfutbolista de origen camerunés, reconvertido en la formación de jóvenes de barrios desfavorecidos, y de una antigua jugadora de balonmano de origen argelino, el pequeño Kylian demostró desde muy niño dotes para el deporte.
Tras un paso por el centro de formación de Clairefontaine, muchos fueron los clubes que se fijaron en su talento, entre ellos ya el Real Madrid.
Pero finalmente recaló en el del Mónaco, que en aquel 2013 ponía fin a su travesía del desierto por segunda división y regresaba con fuerza a la elite del fútbol francés.
Nada hacía presagiar todavía el diamante en bruto que estaba emergiendo del futbolista. Tampoco él, que trató siempre de jugar a carta de la humildad.
Mbappé fue subiendo escalones de forma progresiva, hasta que en 2017 su vida se acelera. Cada vez juega más minutos con el Mónaco, donde el técnico portugués, Leonardo Jardim, tiene problemas para encauzar la explosión del joven talento.
Con quince tantos en apenas 1.500 minutos de juego se convierte en una de las sensaciones de un Mónaco que arrebató el título liguero al todopoderoso PSG.
Una afrenta que los propietarios cataríes del club de la capital no dejaron pasar por alto y decidieron hacerse con sus servicios pocas semanas después de haber desembolsado 222 millones por el brasileño Neymar.
A orillas del Sena, Mbappé ya no tuvo que justificar más su condición de titular, que le vino dada y que pagó con 13 goles y siete asistencias en 27 partidos jugados.
Propulsado a la categoría de estrella, el futbolista sigue mostrando una gran sangre fría.
Elegido frente a Perú futbolista del partido, apareció cariacontecido ante los medios, sin ganas de hablar, de atraer más la atención sobre su figura, de alimentar la fama de pretencioso que algunos comienzan a ponerle.
Deschamps, que la víspera del partido le había recordado que tenía que hacer más esfuerzos defensivos, reconoció el sacrificio del jugador ante Perú.
También lo hicieron sus compañeros. Particularmente Paul Pogba, otro jugador acostumbrado a recibir críticas que fue contundente al asegurar: "'Kiki' es ya una estrella, su oficio ya no es jugar al fútbol, su oficio es callar bocas".