Mario Fernandes pone un acento brasileño a una selección que ya hace historia
Hernán Bahos Ruiz
Sochi (Rusia), 6 jul .- La vida de Mario Figuera Fernandes no solo cambió en 2012 cuando emprendió un viaje de 12.648 kilómetros desde Porto Alegre hasta Moscú para fichar por el CSKA, sino que este 7 de julio podrá darle la oportunidad de pagar a los que tanto lo valoraron, que le ayudaron a tornarse ciudadano ruso.
El más influyente de ellos fue Vladimir Putin, que el 14 de julio de 2016 concedió por decreto presidencial la ciudadanía al versátil defensor brasileño.
Rusia tenía urgencia en formar su selección y Mario Fernandes, como es conocido el nacido hace 27 años en el municipio industrial de Sao Caetano do Sul, próximo a Sao Paulo, era uno de los objetivos extranjeros para reforzar el equipo.
Un año, once meses y 21 días se habrán cumplido desde que se tornó ruso este sábado, cuando su selección y la de Croacia se medirán en el estadio Olímpico Fisht, en Sochi, por el paso a las semifinales del Mundial.
Tal ha sido la influencia del hábil jugador de 1,89 metros, inusual para un defensor por la banda, que hoy compareció a la rueda de prensa en compañía del seleccionador Stanislav Cherchésov.
El exjugador del Gremio de Porto Alegre rema contra lo obvio pues a pesar del talento con el que nació el 19 de septiembre de 1990, se ha dado el lujo de flirtear desde muy niño con el alcohol y los placeres de la noche, de perderse una convocatoria de la selección brasileña para enfrentar a Argentina y, como si fuera poco, de preferir jugar por la selección rusa.
Mario Fernandes, que hace seis años estuvo en la órbita del Real Madrid, llegó entonces al CSKA a cambio de 15 millones y en la primera temporada celebró las conquistas de la Liga, la Copa y la Supercopa.
Al obtener el pasaporte ruso por la vía urgente ya hace casi dos años, el brasileño llegó a ser considerado traidor en su tierra. Hoy casi no lo recuerdan.
A pesar de su bagaje futbolístico y el valor que se ha labrado en su club, su influencia en la Sbornaya apenas comenzó a sentirse en pleno Mundial pues por problemas burocráticos no pudo disputar la Eurocopa de Francia, y por una fractura en la nariz se perdió la Confederaciones en 2017.
A pesar de lo espigado, Fernandes es hábil con el balón y veloz en carrera. A simple vista su biotipo no es para un lateral derecho, aunque en realidad su demarcación de origen en el Sao Caetano fue la de central.
En el Mundial ha sido titular en tres de los cuatro partidos de su equipo, cuya fortaleza, suele decir, está en el bloque, en las líneas cerradas, en el juego de sacrificio y solidaridad.
"Un soldado no hace un ejército, lo hacen muchos", suele afirmar para erradicar la tendencia a buscar figuras en la plantilla de Cherchésov.
El defensor evita buscar figuras individuales en las filas de su equipo, también cree que al adversario debe valorársele por lo que presenta en conjunto.
Como son evaluadas en ritmo, cadencia y armonía las escolas de samba que animan el célebre carnaval en Río de Janeiro, o en Sao Paulo, las emblemáticas ciudades de un país que ya no es el suyo.