La presidenta de Croacia, una hincha más
Kolinda Grabar-Kitarovic, presidenta de Croacia, ha animado a la selección de su país durante el Mundial de Rusia como una aficionada más. A priori podría parecer normal, pero lo llamativo de ello está en sus formas, alejadas del marcado protocolo del palco de personalidades.
Para empezar, la mandataria del país balcánico ha asistido a casi todos los partidos de su combinado. Únicamente se ha perdido el encuentro de semifinales ante Inglaterra, debido a una obligada comparecencia en la cumbre de la OTAN en Bruselas.
Cumbre, por cierto, en la que se permitió regalar unas camisetas de Croacia tanto a Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, como a Theresa May, primera Ministra de Gran Bretaña.
Corridor talks #NATOSummit2018 #Brussels pic.twitter.com/maYU5DFYTs
— Kolinda GK (@KolindaGK) 11 de julio de 2018
La presidenta de Croacia incluso llegó a pedir permiso para vestir la camiseta ajedrezada en el palco VIP. Al recibir la aprobación por parte de la FIFA, ha sido una constante verla con la elástica croata al lado de Gianni Infantino, presidente del máximo organismo del fútbol mundial, y el resto de personalidades.
Por las redes sociales han circulado varios vídeos en los que se la puede ver celebrando las victorias con sus jugadores en los vestuarios, lo que demuestra su afición al fútbol y al combinado croata.
Grabar-Kitarovic, por cierto, se descuenta del sueldo los días en los que está apoyando a su selección. Además, paga de su propio bolsillo los viajes al Mundial de Rusia, en vuelos comerciales, junto al resto de aficionados croatas. Hecho que contrasta con otros muchos mandatarios, que viajan a costa de su país y en vuelos privados.
La presidenta es una de las causantes del crecimiento de este país. Afiliada al partido conservador de Croacia decidió hacer carrera política en su país en plena Guerra de los Balcanes. Optó por formarse en grandes universidades europeas e instigó desde dentro el progreso del recién nacido estado. Todo un ejemplo en responsabilidad, pero también en cercanía y naturalidad en su relación con el pueblo croata.